Jorge Drexler sabe cómo acercarse a su público. Eso está claro. Por sus veinte años sobre el escenario, por sus letras, por sus mezclas de sonidos electrónicos con instrumentos de toda la vida, por su voz… por todo eso y por mucho más, Drexler se mete en el bolsillo a todo el que lo escucha, haya ido una o mil veces a verlo. Un claro ejemplo de ello fue el concierto que ofreció en el Auditorio Rocío Jurado dentro de su gira Mundo Abisal.
Con una sencilla puesta en escena y guitarra en mano, el uruguayo se presentó a los 700 asistentes y comenzó su repertorio. Se hizo grande en el escenario, y el público con él, ya que no tardó en arrancarse para hacerle los coros en Eco, Polvo de estrellas o Noctiluca. Sevilla tenía ganas de Drexler, que tuvo que pedir que se cambiaran las palmas por los chasquidos de dedos para poder escucharse.
Hubo tiempo para todo. Sonaron letras como 3000 millones de latidos o La trama y el desenlace de su último trabajo Amar la trama, pero también hizo un repaso por sus grandes éxitos con Todo se transforma o entonando a capella su oscarizada Al otro lado del río. Para Guitarra y vos contó con la colaboración de Carlos “Campi” Campón al theremín y Sebastián Merlín, presente durante casi todo el evento en el escenario. Y para Deseo pidió una base con sonidos del mundo que arrancó más de una sonrisa en el público.
Los estudiadísimos juegos de luces ayudaron a crear ese ambiente íntimo que hace que todo suene mejor, ese que provoca que desde el patio de butacas se sinceren con el cantautor y que éste se vaya haciendo más cercano, hasta el punto de modificar el programa establecido con la petición de Una canción que me trajo hasta aquí, o de improvisar una letra para Transporte, incluso de cantar en portugués Don de Fluir, como homenaje a Caetano Veloso y a una mujer del público.
Drexler estaba cómodo, eso se notaba, y para qué negarlo, en los bises sus espectadores se aprovecharon de ello entre palmas sordas. Pero el uruguayo salió encantado un par de veces más para no defraudar a la entregada concurrencia que se fue con buen sabor de boca.
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