“Bailar en la cueva” respira pues, un contagioso aire panamericano y, en cierto modo, “tropicalista” en un trabajo “hecho desde los pies”, según explica gráficamente Drexler su vocación de baile y movimiento. Efectivamente, “Bailar en la cueva”, tal y como ha consignado El País, resulta “una completa novedad en la carrera del uruguayo, más unido a la languidez que a la contemporaneidad; a las guitarras acústicas que a los samplers”. Una feliz novedad liberadora en un músico que, como canta en el disco, nos recuerda que “ya hacíamos música antes de descubrir la agricultura”.