Incansables consumidores de música en directo y con un magnífico sabor de boca de la jornada anterior nos adentrábamos a vivir la jornada sabatina del Festival Territorios.
Un año más fieles a la cita con el Festival primaveral hispalense. Un año en que la organización tenía el reto de superar ciertos problemas acaecidos en la edición anterior y como reclamo un cartel, como dirían los taurinos, bien rematado y con elocuente diversidad, acentuada en mayor medida en las inmediaciones con la mezcla de público del concierto de Judas Priest celebrándose en un recinto muy cercano pero no tan bello, no nos cansaremos de decirlo, como el Monasterio de la Cartuja.