Arrancó un nuevo festival en nuestro país. Es el mismo emplazamiento, el mismo recinto y hasta el mismo camping, pero no es el Lorca Rock. Tras la desaparición del magnífico festival lorquino, en su lugar tenemos a una organización distinta intentando hacer algo tan grande como lo que consiguieron sus predecesores. No se les puede negar las ganas y un esfuerzo que han conseguido una primera edición sumamente interesante.
Quizás el punto más negro lo protagonizó una escasa afluencia de público que no llegó a los 1.000 asistentes el viernes ni a los 1.500 el sábado. De todas formas, quienes emplearon su tiempo y dinero en el nuevo evento metálico – veraniego murciano, creo que salieron bastante contentos con lo que se pudo ver allí. Aparte de esto, no queda por más que agradecerles a todos ellos su asistencia y participación.
Pero es que además, los que decidieron acudir al Metal Lorca se las tuvieron que ver con las altas temperaturas que se dieron en la zona y que “machacaba” a quien osara exponerse a cielo abierto. Agua, cerveza, calimotxo, sombra y esperar a que llegara la noche eran las armas para combatir al sol. Eso y los microaspersores que la organización tuvo el detalle en colocar en la zona de las barras.
Pero pasemos ya a la crónica, que la empezaré comentando la actuación de Mortis Cruentus. Me temo que no llegué a tiempo para ver los grupos previos y sólo pude entrar para los dos últimos cortes de estos.
De los alicantinos Mortis Cruentus puedo decir que, el poco tiempo que pude oírles, tocaron un Black Metal directo y crudo. Con ciertos toques melódicos pero en una línea bastante dura. Y una estética genuinamente Black/militar al estilo de Marduk, por ejemplo.
Por cierto, que ya cuentan con un álbum a la venta: “Agony As Doom”.
Para los siguientes Atalaya sí estábamos preparados desde el comienzo, aunque sudando la gota gorda.
La banda gaditana dejó muestras del Metal clásico con toques Power que facturan y que han impreso en su inminente trabajo: “Tierra Infernal”.
Con “Herencia del Horror” arrancaron su tiempo con algún que otro problema de sonido que hacía que los coros sonasen por encima de la voz principal. Ellos no dejaron que los posibles inconvenientes técnicos les fastidiasen y continuaron con lo que debían: tocando música para los aficionados.
El cantante José García presentó la siguiente “Pecados de Fe”. Nuevos problemas de sonido hicieron que de verdad arrancara a la segunda intentona. Un estilo, como decía, muy clásicamente Heavy con unos teclados que contaban con mucha presencia en las manos de Antonio de la Hera. Aunque las guitarras de Juanma Patrón y Ángel Berlanga también rompían con unos riffs o solos muy logrados.
Se mantuvo la misma línea, aunque con una guitarras aún más acentuadas en la siguiente “Superando el Dolor”. Con unos ramarazos que se me antojaban muy a lo Maiden. Creo que resultó uno de los mejores cortes de su actuación, mostrándose como una batalla entre los teclados y las guitarras.
Continuó el show con un arranque bastante Power y que después volvió a la tesitura que habían llevado en los temas previos, aunque con las guitarras muy destacadas. Era “Más Allá”.
Aún no los he mencionado, pero la parte rítmica con Pablo Ruiz al bajo y David Aragón a la batería también se portaron de manera excelente bajo un sol de justicia y frente a una exigua concurrencia, pero que “se lo merecían todo por estar allí”, en palabras del frontman José García.
Un frontman que clavó su actuación en los registros vocales. Las guitarras no le iban a la zaga con ritmos muy a lo NWOBHM en canciones como la siguiente “Sueños”.
Entonces le echaron “un par” a la hora de atreverse con una versión de “Symphony Of Destruction”. Una cover que quedó muy cruda con las guitarras bastante bien (aunque teníamos el referente muy próximo, que hacía 3 semanas que vimos a Megadeth en el Sonisphere). El fallo fue la voz, pues se intuye que José no tiene mucho nivel de inglés y la letra era prácticamente inventada.
Pero continuó el espectáculo, aunque con un nuevo parón por culpa de un micro que se quedó en silencio. El problema no pasó de ahí y llegó “Dueño del Destino”, tras unas palabras de homenaje y dedicatoria a Ronnie James Dio.
Pues bien, este corte es su primer single y se puede escuchar en el myspace de la banda. Con las guitarras de Juanma y Ángel que fueron sonando cada vez mejor según pasaban las canciones y el teclado de Antonio que volvía a recuperar notoriedad.
Tras los agradecimientos a sus novias (que se encontraban en la primera fila) y a la organización por el esfuerzo y contar con ellos para el cartel, llegó el tema “Atalaya” para completar su tiempo. Muy intenso y con toques muy Power Metal.
El final del corte se acompañó con unos pequeños fuegos de pirotecnia que, aunque pequeños, sorprendieron a los presentes… Que también hay que tener valor para poner unos fuegos con la que estaba cayendo…
Tras unos minutos de descanso que utilizamos para hidratarnos a tope, subieron a las tablas Exquisite Pus.
Una banda que se marca un Death Metal muy bruto y con unos cambios de ritmo acojonantes. Cambios de ritmo con cierto aire a lo Obituary, como indicaba el guitarra Miguel que llevaba una camiseta de la banda de los Tardy.
Se batieron bien el cobre a base de los temas del disco editado hace menos de un año a través de Xtreem Music: “Dead [Forgotten]”. Cortes como “No Choice”, “Erased”, “Waiting Room” o la que da título al disco cayeron con sus ritmos entrecortados sobre nuestras cabezas, apoyados en la excelente batería de Pedro y el bajo de su tocayo.
Además, las guitarras de Achokarlos o el citado Miguel (todo un crack) nos daban unos riffs tremendos que alcanzaban unas tesituras brutales hasta crear una fenomenal atmósfera. Por su parte, Juan Antonio entonaba la clásica voz gutural y dar las pinceladas necesarias para completar todo un genuino grupo de Death Metal de los que dan tralla.
Una música muy genuina, directa y sin concesiones, que incluía el headbanging por parte de la banda y por algunos de los espectadores (los más atrevidos frente el calor). Música que recordaba a la gloriosa época de los 90’s para este estilo.
Un bajo con 6 cuerdas y una de las guitarras con 8, junto a la potente batería y a la 2ª guitarra, más una voz bestial. Todo ello hace de Exquisite Pus una banda con un presente y gran proyección de futuro.
Pero es que además se permitieron el lujo de sorprendernos con una versión de Fear Factory. Concretamente el “Demanufacture” del álbum homónimo. Una cover muy interesante porque resultaba bastante fiel (con lo que ello conlleva sobre todo a la batería), aunque los teclados de la original los cambiaban por dosis extra de brutalidad. Todo un trallazo.
El hecho de que en septiembre sean los teloneros de la gira española de Obituary no es por casualidad. El que sonara “By The Light” por la megafonía cuando abandonaron el escenario es toda una premonición.
Y después del Death Metal de Exquisite Pus les tocó el turno a The 4 Sakes.
Esta formación lorquina es genuinamente Thash y cuenta con unas notables influencias de las bandas americanas más grandes del género.
De hecho, el primer tema dejó unas enormes reminiscencias a los Metallica del “And Justice For All”. Y así continuó en las siguientes.
El tercer corte tuvo un inicio muy a lo Megadeth, con el pequeño inconveniente de que la guitarra solista de Alfredo quedaba un poco tapada. Me gustó, no obstante, el buen bajo de Álvaro.
Antonio es el guitarra rítmica y cantante. Bastante seguro a la hora de cantar en inglés. Y Alejandro es el batería.
Tras este tercer corte hubo una pausa extensa, aunque no supimos exactamente lo que pasaba. Parece ser que se encontraban un tanto nerviosos en un festival con un cartel internacional.
Acabaron reponiéndose para un arranque melódico que pasó a un estilo más fuerte y que me recordó en momentos a Savatage.
Agradecieron a la organización el hecho de “resucitar el Metal en Lorca” y continuaron con el Thrash más genuino al estilo Metallica. Eso sí, en su época más dura.
El concierto se desarrollaba como un cierto repaso a los distintos registros dentro del Thrash de las consabidas bandas de San Francisco.
Las guitarras pesadas y los ritmos densos también estuvieron presentes y se entremezclaron con riffs más afilados para el final de fiesta de esta banda que, quizás, debiera precedido a alguna de las formaciones que habían tocado con anterioridad. Al menos por trayectoria, así parecía. No obstante, un buen rato de Thrash siempre se agradece, ¿verdad?
Por cierto, alguno de los temas fueron “Warm Blood”, “Net”, “Free Spirit” o “So Alone”.
Pasaba el tiempo y llegamos a la actuación de Vita Imana.
Una banda muy, muy interesante y sugerente. Todo un descubrimiento para muchos de los que asistieron… aunque no para todos. De hecho, alguno de los colegas con los que coincidí en el festival me comentó que estuviese atento a ellos.
Unos temas muy rítmicos y con un espíritu que fluctúa entre el Nu, el Groove y el Death… y ahí es nada. Y la verdad es que les sale muy bien.
La voz grave de su cantante Javier Cardoso resultaba imponente y muy adecuada para una música con tanta fuerza.
El caso es que la música sonaba muy bailable con mucho palm-muting y los ritmos acompasados, lo que incitaba al movimiento; cosa que era algo más cómoda ahora que el sol se ponía en el horizonte y se despejaba algo el calor.
Pero también llamaba la atención algunos cambios de ritmo que rompían totalmente con la cadencia general en cada tema con unos giros bruscos pero con muy buen resultado. No se puede negar que estos chicos les echan horas a los temas, tanto para componer como para ensayar.
Así pues, con las buenas guitarras de Román García y Puppy, el enorme bajo de Pepe Blanco y la fuerte batería de Dani García se iba desarrollando uno de los conciertos más interesantes de todo el cartel.
No obstante, quizás lo que más llame la atención dentro de la puesta en escena de la banda es el único miembro femenino de la formación: la percusionista Míriam. Tocando timbales tanto con baquetas como a mano e imprimiendo unos compases que en nada tenían que envidiar a los que Dani manejaba en la batería. De hecho resultó un complemento perfecto el uno del otro.
Como decía antes, el bajo estuvo muy bien, con alto protagonismo y algunos momentos estelares donde se hacía el dueño de la música.
Y las guitarras también contaron con lapsos de solos y riffs muy variados, en la onda desde K-tulu hasta S.O.A.D., por ejemplo.
Y es que los coros y voces secundarias también tenían su interés, donde el bajista Pepe se encargaba de estos menesteres.
Se produjeron momentos estelares cuando Míriam compartió los timbales con Javier y Dani se aventuró con un par de pequeños tam en primera línea del escenario. Y es que, aparte de la música, también nos ofrecieron dosis de espectáculo.
Según se acercaba el final del show parece que iban cogiendo aún más fuerza porque empezaron a sonar ritmos que parecían aún más marcados, con más garra aún. A ratos te sonaban ramarazos que podrían firmarlos S.A., los propios Pantera o incluso Slipknot, por poner ejemplos de bandas donde la fuerza y la energía es la base de su música. Pese a todo, no es de justicia compararles con estos grupos porque el estilo de Vita Imana es distinto. Ellos son capaces de mezclar la fuerza que pueden caracterizar a los susodichos con ritmos tribales y otros “aderezos”.
Así, con giros constantes en los riffs, cadencias entrecortadas, una percusionista frenética y la voz gutural (con momentos limpios) de Javier, andábamos flipando con estos chavales que recalarían en el mismísimo W.O.A. unos días más tardes.
Pepe seguía moviéndose como un loco mientras cargaba con su bajo, seguido por los guitarras.
Y para terminar, el frontman pide un circle-pit que, aunque con poca gente por la poca afluencia de público, no queda otra que hacer, incitados por la música propuesta por la banda.
Y entonces… ¡Se va el sonido!
¿Qué coño ha pasado?!!! Un terrible final para una banda que nos ofreció una de las mejores descargas en todo el Metal Lorca. No obstante no deslució el enorme trabajo que hicieron estos 6 chicos de los que oiremos hablar mucho y muy bien.
Ah, y por cierto, alguno de los cortes fueron: “Taikos”, “Nada por ti”, "Sin Piedad", "Gondwana", "Paranoia" o "En el Edén".
Y pasamos al siguiente grupo, ya en plena noche, Dragonfly.
Con un estilo que ronda el Power Metal, el Hard Rock y el Metal Sinfónico. Y la voz clara de su frontman Pablo Solano es uno de los sellos propios del estilo de esta formación hispano-argentina.
El concierto se desarrolló de forma bastante lineal en el sentido de que los temas se mantenían dentro de un estilo bastante definido, con las guitarras de Alberto Alba dando buena cuenta de riffs rápidos y pegadizos. El bajo de Juanba Nadal también destacaba bastante, manteniendo ritmos que se hacían poderosos en sus cuerdas, a la par de la batería de Chris “El Vikingo” Scorna. Por su parte, lo teclados de Isauro Aljaro resultaban imprescindibles en la música de estos Dragonfly para darle ese espíritu sinfónico que mantuvieron durante todo el concierto.
De hecho, de las bandas que habían descargado hasta ese momento, Dragonfly eran los más melódicos, aquellos que basaban su música de mayor manera en el desarrollo de melodías de guitarra, teclados o vocales. Había un buen puñado de fans de la banda que agasajaron al grupo y corearon sus temas, aunque para alguno más resultó un giro musical bastante brusco con respecto a lo que había sonado a lo largo de toda la tarde.
Además y lamentablemente, tampoco se vieron exentos de los problemas de sonido que habían acuciado a buena parte del cartel en este viernes. Concretamente en “Buscando la paz” se vieron interrumpidos por un apagón de sonido que prácticamente hizo que acabaran acortando el tema.
La base del show fueron los temas de su último disco “Alma Irae”, editado el año pasado. No obstante guardaron minutos para marcarse un par de versiones (como parece habitual en sus espectáculos). Concretamente se dejaron caer con “Living On A Prayer” en una cover que me pareció bastante acertada, al menos durante el tiempo que duró el sonido, que también se fue durante 1 minuto, más o menos.
También nos deleitaron con un tema con la base musical de “Kashmir” (o si no lo era, desde luego se parecía una barbaridad al tema de los Led Zeppelin). La guitarra me pareció de lo más destacable de todo su repertorio en esta noche, acompañada de una buena voz por parte de Pablo, muy potenciada en los agudos. En esta también se fue el sonio, por cierto.
Y luego, “Over The Hills And Far Away”. El tema de Gary Moore, aunque muy popularizado años después por los fineses Nightwish (y esa fue precisamente la presentación que le dio el señor Solano). Estuvo bien pero no me pareció especialmente inspirada. No creo que fuese una versión que animase especialmente el show.
Sin embargo, el último corte de su repertorio sí repasó sobradamente las dotes musicales de los distintos componentes de la banda. Alberto al tanto de una guitarra que nos dejó unos solos espléndidos y Pablo con unas voces de registros altos que quedaron muy bien.
Un estupendo final a esta actuación que no destacaría como de las mejores del festival pero que tampoco quedó en absoluto nada mal.
Y para rematar la noche llegó la única banda totalmente foránea de la jornada. Era el turno de Vision Divine.
La banda hace un Power Metal genuino y muy bien trabajado. Se podría decir que es el proyecto paralelo de la formación de Labyrinth porque de los miembros de Vision Divine militan o han militado en aquellos el vocalista Fabio Lione (que también lo es de Rhapsody Of Fire), el guitarrista Olaf Thorsen, el bajista Cristiano Bertocchi y el baterista Alessandro Bissa. Por su parte, y ajenos a la otra banda italiana, el segundo guitarra Federico Puleri y el teclista Alessio Lucatti.
De momento, su concierto sonó mejor que los de los anteriores grupos, aunque quizás el bajo de Bertocchi se oía un tanto por encima, sobre todo de un teclado que quedó un poco en segundo plano.
Estos “peros” no mermaron en absoluto el show, que sería un magnífico colofón para esta primera jornada en la vida del Metal Lorca.
Me temo que el Power Metal tuvo una época donde llegó a saturar los medios y los mercados enfocados hacia el Metal. Quizás cabía esperar que el show de estos Vision Divine resultara un “más de lo mismo” dentro del estilo. Pero la verdad es que, afortunadamente, acabó siendo uno de los más interesantes del cartel. Creo que el saber hacer de cada uno de sus miembros hizo que supieran manejar perfectamente los cauces del concierto. Un gran Fabio a las voces junto a un magnífico Olaf a la guitarra y el resto del grupo también a gran altura.
También consiguieron enganchar aún más a la (por otra parte, corta) concurrencia con sendas versiones de los Maiden con “Wasted Years” y los Judas con “A Touch Of Evil”. No es que fuesen ninguna maravilla ni nada de eso, aunque técnicamente no se les puede poner fallos y, además, sirvieron de sobra para animar al público.
En concreto, los solos de guitarra (que abarcaron frentes desde más Speed a otros más genuinamente Heavy) fueron de lo más destacado durante todo el desarrollo del espectáculo. Tanto con temas más calmados como con otros más duros.
Así, con cortes como “Violet Loneliness”, “Alpha And Omega”, “The 25th Hour”, “Angel In Disguise” o “Send Me An Angel”, se coció el último concierto de los del viernes en este Metal Lorca que, a falta de público, sí nos dio entretenimiento en forma de música.