El cuarto disco de la banda nos ofrece en perspectiva de grunge y de medios tiempos épicos una buena dosis rockera con la que iniciar mi primera reseña de 2011.

Los diez cortes de "The path to follow" nos ofrecen un interesante duelo entre guitarras y la voz de Ricardo donde dirimir un posible vencedor resultaría imposible.

"Too many lies" y "My new road" brillan especialmente en un disco donde la intensidad y la densidad son dos constantes vitales que entre medios tiempos nos van cercando poco a poco, como ese humo o niebla que vemos venir y que en pocos minutos nos rodea y nos atrapa sin llegar a sentirnos prisioneros.

Los temas van teniendo su propia evolución, sus propios tiempos y ritmos. La canción tiene vida y un lenguaje literario donde el desenlace, por lo general, es épico hacia el final, desencadenándose esa particular tormenta sonora: sirva de ejemplo "Never be broken".