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Granada Sound 2016. Un festival a la altura de su ciudad

Poradmin

Oct 1, 2016

El Granada Sound llegaba a su quinto aniversario con las expectativas de un festival en su origen humilde pero con un crecimiento basado en su saber hacer imparable, un público más que fiel año tras año y un telón de fondo mágico como es la ciudad de Granada. Otro cambio de recinto marcaba la principal incógnita respecto a la organización de la nueva edición y cómo se solventarían problemas como la lejanía del mismo. No obstante, desde las primeras horas del viernes quedaba claro que no habría inconvenientes para que la celebración de este marcado aniversario se llevase a cabo por todo lo alto. Soluciones como la excelente organización de las lanzaderas de autobuses (sin colas ni esperas de ningún tipo), así como la disposición de los stands de acreditaciones aseguraron una fluidez que dejaban el éxito del festival en manos de los miles de asistentes que llegaban al recinto con hambre de los clásicos de la escena actual que se amontonaban en su cartel. El ambiente inequívoco del centro de Granada (intensificado estos días) y el circuito de conciertos por sus bares y tiendas completaban la celebración de un festival con una personalidad a la altura de su ciudad.

Nixon estrenaba las primeras horas del viernes mientras que los más incondicionales, junto a los primeros curiosos y a los que aprovechaban las primeras cervezas de las barras, no se dejaban amilanar por la calor y disfrutaban del sonidazo siempre asegurado a base de teclados que trae Mucho, con un concierto lleno de temazos hechos para el directo como la ya clásica Grupo Revelación y otros de su último LP como Las Puertas del Infierno o Nuevas Ruinas.

Más tarde la nota cantautora se alternaba en los escenarios Inside y Negrita con los siempre personales Carmen Boza, Sr. Chinarro y Anni B Sweet, mientras que por un lado Manel derrochaba la elegancia pop y sintética de su reciente Jo Competeixo con canciones como Sabotatge además de repasar indispensables como Al mar! y por el otro Rey Chico dejaba claro que la escena granadina sigue latiendo con una electricidad y personalidad inequívoca y de la que este grupo hace bandera.

Pasadas las nueve era la vitalidad de las melodías únicas y cuidadísimas bajo la capa de distorsión de Neuman lo que inundaba todo el recinto desde el escenario Negrita. Es el sonido de tendencia tanto americana como británica de su a veces rock de guitarras y a veces pop luminoso lo que los murcianos controlan a la perfección y llevan al directo con una diligencia envidiable, repasando una carrera de éxitos a la sombra como Hell o Turn It, hasta llegar a su último EP I Love You con el que la frontera del idioma se rompe con temazos como la propia I Love You y Contigo. Tras la descarga de Neuman llegaba uno de los momentos más esperados de la noche con Amaral subiéndose al escenario Inside. En uno de los conciertos más multitudinarios de la edición Eva Amaral y los suyos demostraron ese don para hacerse con todos los festivales del país aun viniendo del molde del que vienen tan alejado de los mismos. En una gracia de mutación y adaptación basadas en un directo enérgico los zaragozanos demostraron que ese don no es casualidad. Un público siempre asegurado y entregado durante todo el concierto completaba la fórmula, por un lado lleno de nostálgicos que dejaron a Amaral ya muy atrás pero todavía recuerdan las letras de memoria y se apenaban por la ausencia en el setlist de Son mis amigos; y por otro de incondicionales que sienten igual hasta las canciones más recientes.

La fiesta continuaba en crescendo con el espectáculo de Fuel Fandango sobre el escenario Negrita. Y es que no hay mejor manera de describir el directo de Nita y Ale: una hora y veinte de pasión rezumada por las melodías flamencas bañadas de electrónica bailable y coronada por una presencia sobre el escenario apabullante. No faltaron todos los hits de su último disco como La Primavera o Salvaje, así como otras indispensables como Trece Lunas. El relevo lo tomaba León Benavente en el escenario Inside, que llegaba a Granada después de arrasar en todos los festivales de la temporada con un directo eléctrico que no deja indiferente a nadie. La personalidad y falta de prejuicios de Abraham Boba y su bien engrasada máquina de letras infartadas hundidas en una furia de distorsión, bajos rompedores y melodías contagiosas queda bien clara desde el aviso providencial de los primeros acordes de Tipo D, y no se desgasta en todo el camino hasta Ser Brigada, el cierre inmenso del concierto. El paso por otros momentazos como lo son siempre Gloria o La Palabra termina de dejar clara la posición de León Benavente en la escena nacional, la de un grupo único en lo suyo, en otra esfera a la del resto de grupos españoles.

La nota multitudinaria la volvía a poner Carlos Sadness ya en la recta final de la noche para terminar de hacer bailar a todos los incondicionales. Las melodías pegadizas, las guitarras luminosas y el buen rollo de las letras del catalán derrochadas en canciones coreadas hasta la extenuación como Miss Honolulu, Qué Electricidad o Perseide dieron como resultado después de casi hora y media de concierto a un público destrozado pero con una sonrisa permanente en la cara, algunos de los cuales solo pensaban en coger con fuerzas el día siguiente y otros que seguían la fiesta en el todavía lleno escenario Inside con Eme Dj y en el Undërwood con We Are England.

Las horas más tempranas del sábado estuvieron marcadas por la puesta de largo de las bandas emergentes, todo un despliegue de lo que traen las nuevas olas, como es la psicodelia espacial de The Magic MOR, el pop grandilocuente de Gimnástica o el fenómeno inesperado de Taburete. En la estela del mejor garage americano con tintes de pop británico, los sevillanos Los News presentaban su nuevo If We Don’t, Who Will? de la mejor manera que saben, con un concierto enérgico y desenfadado al que poco le importaban las fuertes horas de sol. A ellos les seguirían en el escenario Negrita Modelo de Respuesta Polar, haciendo lo propio con su tercer álbum, mientras en el escenario Inside todo estaba preparado ya para el mesiánico Ángel Stanich. Da igual que la gran mayoría de festivales castiguen su Camino Ácido con las, poco compatibles con el mismo, horas de sol, el directo incombustible del lisérgico cantautor no se agota en todo su recorrido hasta la explosión final de Metralleta Joe. Una banda única que funciona a la perfección acoplándose a los enérgicos desvaríos de su líder y un setlist de directo en el que caben temazos para bailar como Mojo, momentos más relajados como El Outsider e incluso algún tema nuevo. En la línea más folk le seguían en el escenario Negrita Arizona Baby, con un directo igualmente rompedor aun en su siempre reducido formato.

Cerca de las nueve de la noche Full demostraría el enorme crecimiento experimentado por el grupo en estos años, volviendo a un festival que ellos mismos recuerdan con cariño como su gran puesta en escena. De aquella edición les separan dos álbumes, el más reciente un esfuerzo de apertura y evolución que crece aún más en directo, con canciones que retumban desde el escenario como Alabama o Aullando, a las que acompañan los clásicos de su primer LP como Azul Eléctrico. Más tarde con Miss Caffeína se notarían ya las grandes aglomeraciones de gente, en este caso con una banda que, al igual que Full, ha experimentado un crecimiento brutal en los últimos años, siempre con humildad y paso a paso. Un sonido potente asentado en el teclado y las guitarras, unas letras de fácil identificación y unas melodías para rendirse al baile desde el primer momento era lo que buscaban los cientos y cientos de asistentes que se acercaban al escenario Negrita. Desde los primeros años de Mi Rutina Preferida, pasando por Capitán o Hielo T y llegando a la ya tan sonada Mira como vuelo, como colofón y explosión de la carrera de los madrileños, el público no quedó indiferente con su directo. Momentazos como esa versión de Supersubmarina, dedicada a sus compañeros, completaron la fiesta.

Los grandes embajadores del indie pop patrio de unos años para acá, Love of Lesbian protagonizaban quizá el concierto más multitudinario de la jornada. Da igual que hayan pisado absolutamente todos los festivales este año, el grupo siempre brindará un concierto único para cada asistente, y eso fue lo que ocurrió la noche del sábado. A pesar del predominio de las canciones del nuevo disco, fueron los grandes temas de la banda los que se corearon a mil voces en el recinto, con canciones no tan habituales ya en sus presentaciones como Incendios de Nieve. El recuerdo a Supersubmarina seguiría con la dedicatoria de Los seres únicos, otro de los momentazos de la noche. También se acordarían de ellos más tarde Second, en un concierto potente, en el que los murcianos demostraron un saber hacer increíble, con uno de los mejores sonidos de la jornada y repasando todos los clásicos de su ya extensa carrera, como Rodamos, Las Serpientes, Muérdeme o el final por todo lo alto de Rincón Exquisito, y creando nuevos como Primera Vez o Nivel Inexperto.

En un momento esperado por muchos y ya a altas horas de la jornada y con el recinto en su punto de ambiente perfecto The Tings Tings hacían bailar a todo el mundo con sus clásicos contemporáneos, como la inmensa en directo y final That’s Not My Name, para que luego, en una esfera muy alejada comenzara a sonar la voz de David Ruíz llamando a todos los desesperados con Nubes Negras desde el escenario Negrita. El de La MODA es un directo rendido a la alegría y al baile, pero también a la conciencia y la esperanza. Enérgico, eléctrico y completo en todas sus sonoridades, cada uno de sus componentes es parte esencial de la potencia que transmiten, con un vaivén de instrumentos necesarios para retratar canciones de antes, como Nómadas o 1932, y de ahora, como Miles Davis, Hay un Fuego o Amanecederos. Pocas (o ninguna) canciones de su discografía se quedaron fuera en un concierto sincero y de una fuerza imparable.

La nota final del día y del festival la ponía la electrónica de Buffetlibre y los temazos de Mordisco, cerrando una edición que será recordada no solo como una simple celebración de un aniversario, sino como una prueba más de lo que este festival llega a conseguir año tras año y a pesar de todos los inconvenientes.

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