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Granada Sound 2015

Poradmin

Sep 23, 2015
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Ya hablábamos del Granada Sound como la mejor forma de despedir no ya solo la temporada festivalera si no el verano y no nos equivocábamos. Y es que, a pesar de semejante responsabilidad sobre los hombros de un festival tan joven, ha sido el trabajo y el saber hacer desde la humildad lo que lo ha hecho crecer año tras año hasta poder enfrentar esa responsabilidad con la dignidad de uno de todos esos grandes que una vez también fueron así de jóvenes.

El Granada Sound llega así a su cuarto año no simplemente cumpliendo con el papel, sino superando con creces las expectativas y colocándose como uno de los esenciales en la escena indie nacional. 25.000 asistentes diarios confirman este éxito de la presente edición que, aunque todavía tenga aspectos que mejorar, deja con mucho más que un buen sabor de boca en todos y cada uno de ellos, pudiendo decir con orgullo que es el festival que una ciudad con la escena musical y cultural de Granada se merece.

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Viernes 18

Los primeros momentos del viernes en el Recinto Ferial estuvieron marcados por la aclimatación al nuevo espacio que pronto se confirmó como un paso a favor de esta nueva edición. A pesar del calor, en los aledaños del recinto ya se sentía el ambiente desde tempranas horas, con la profética presencia del bus Desperados controlando el terreno, mientras que los más impacientes ya se dirigían a las entradas.

Así mientras una parte de los primeros asistentes deambulaban de un lado a otro curioseando y disfrutando de los diferentes stands, concursos y actividades, los más ávidos de música iban llenando progresivamente los escenarios, previo paso por las barras para aguantar las temperaturas de media tarde. Fueron los grupos más jóvenes como Holögrama en el Red Bull Tour Bus y Aurora con el pop psicodélico de su último Sílice en el escenario Desperados los encargados de abrir la tarde e ir calentando el ambiente desde muy temprano.

Poco a poco, con más afluencia de público, el pop rock personal de los sevillanos Bittersweet presentando su EP Extranjeros así como nuevas canciones inauguraría el escenario INside, para después ser los granadinos Royal Mail los que seguirían haciendo vibrar a los primeros curiosos con las estructuras pop y las atmósferas envolventes de su primer y prometedor álbum Royal Game.

Ya cercanos a las siete llegaría el primer plato fuerte de la tarde, con Zahara subiéndose al escenario Desperados en el que muchos ya llevaban rato esperando. Encantada de volver a encontrarse “como en casa” en Granada, la conexión de la cantante con el público se hizo patente desde el mismo momento en el que pisó el escenario e hizo mover a todo el recinto con un directo lleno de energía y vitalidad, que dejó extasiados a los más incondicionales y sorprendidos a los que se acercaban para hacer tiempo hasta sus artistas favoritos. Para estos que vendrían después la cantante, quien no dejó de bailar, apoyar en las percusiones y levantar al público, dejaría el listón bien alto. Zahara iba replegando su saber hacer en el escenario centrándose sobre todo en su último disco Santa, con temas como El Deshielo o Crash, pero dejando tiempo también para sorpresas como You’re The One That I Want y clásicos ya como Merezco, Camino a L.A. o Tú Me Llevas, con la que cerró un concierto que dejaba bastante claro el nivel musical tan alto que ya presagiábamos y que nos acompañaría durante todo el festival.

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De la vitalidad de Zahara pasamos a la presentación más sobria e íntima, pero igualmente satisfactoria, de Nacho Vegas en el contiguo escenario INside. El clasicismo del cantautor se hizo notar en el completo recorrido que hizo por todos sus éxitos, desde la genial apertura con ese Me He Perdido que hace poco compartía con Christina Rosenvinge y Nuevos Planes, Idénticas Estrategias hasta canciones más recientes como Actores Poco Memorables, que hizo las delicias de los fans más nuevos y de los más veteranos. Siempre pertrechado con la acústica, el cantante hizo un desfile de elegancia y dejó momentos de pelos de punta como ese Cómo Hacer Crac.

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No se encontraba Nacho Vegas todavía en la recta final de su directo cuando la gente ya se iba agolpando frente al escenario Desperados, presidido por la atenta mirada de la bandera de Canadá, santo y seña del último disco de los catalanes Sidonie. Para cuando Marc y los suyos saltaron al escenario armados con toda una parafernalia playera, jugando a las palas y con sombrillas incluidas dispuestos a demostrar que el verano no había acabado, ya no se veía dónde terminaba la marea de gente. El buen rollo del grupo contagió al público desde ese principio tan playero encadenando éxito tras éxito con Fascinado, Giraluna o A Mil Años Luz, para después encarar ese Sierra y Canadá. En un despliegue de años y años de experiencia sobre el escenario Sidonie dio el que, para mí, fue el concierto del viernes, si no en afluencia por lo menos en calidad. El grupo no dio tregua alguna tocando clasicazos como Por ti, En Mi Garganta, El Incendio o Nuestro Baile del Viernes, dejando tiempo para su reciente Sierra y Canadá e incluso estrenando alguna canción nueva. Y si todavía había alguien que no le convenciese eso de que todavía quedaba verano ahí estaba Marc para convencerlos, con la vitalidad que le caracteriza y dejando momentazos como El Bosque revisada en versión aún más rock, ese Un Día De Mierda con paseo entre el público y morreo con una fan aleatoria incluidos o el final impecable con Estáis aquí. No nos los volveremos a perder si nos los cruzamos en otro festival.

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En este punto tenemos que destacar la aparentemente imposible pero acertada distribución de horarios entre los escenarios Desperados e INside, que hacían posible no perderte ni un concierto aunque fuese en la lejanía. No obstante y pese a lo acertado de la decisión debido a la concentración de estilos, esto mismo llevaba consigo algunos inconvenientes como primero la concentración de la gran mayoría de público en algunos conciertos clave como Izal y segundo el poco cuidado con el escenario Red Bull Tour Bus, al que además de su lejanía le afectaba pisarse con los escenarios principales.

Agotando las últimas horas del viernes aprovechamos para acercarnos al escenario INside y bajar un poco las revoluciones con el indie folk rock de L.A. El mallorquín dio la bienvenida solo con su acústica con Ordinary Lies para más tarde unírsele el resto de la banda. Pese a la situación no muy favorecedora en el horario entre dos pesos pesados como Sidonie e Izal, la banda mallorquina hizo lo que mejor supo hacer y regaló un directo lleno de sensibilidad, más enérgico y más íntimo a ratos, pero siempre sonando como una banda bien cohesionada y con matices hechos para el directo. Presentaron su último LP con el que siguen creciendo From the City to the Ocean Side, aunque hubo tiempo para repasar temas que el público conocía muy bien como After All, Stop the Clocks o Perfect Combination. Además dejaron uno de los momentazos del festival, con el “experimento” de Luis Alberto (voz y guitarra) cambiándole la guitarra por la batería a Dimas e invitando a Chino de Supersubmarina a cantar en Hands.

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Pasada la media noche y con el escenario Desperados ya a reventar llegó el momento que muchos de los asistentes llevaban esperando todo el día. Y no defraudó. El crecimiento desmesurado que han experimentado Izal en el último par de años se hizo visible en el, seguramente, concierto más multitudinario del viernes, quizá solo igualado más tarde por Les Castizos. Copacabana se convertía en la elección perfecta para abrir el directo de los madrileños, con todo el recinto viniéndose abajo nada más sonar esas voces a capella del nuevo single. En un recital de saber hacer, el grupo dejó claro que estaban hechos para el directo de festival, dejando su impronta personal en la cita granaína con momentazos de fiesta colectiva como Asuntos Delicados, Pánico Práctico o Magia y Efectos Especiales, así como otros momentos más sentimentales como Despedida. Aunque hubo cierta sobrecarga de temas nuevos, Mikel y los suyos sabían a lo que iban toda esa legión de fans ávidos de cantar sus temas ya clásicos y estuvieron a la altura de las expectativas. La apoteosis llegó con ese final encadenando Prueba y Error, Qué Bien y, la canción bandera de los inicios del grupo, La mujer de verde, que todos los incondicionales corearon como uno y le pusieron la guinda a un concierto casi perfecto.

Poco tiempo para descansar después de Izal, pues Mendetz ya se preparaba en el escenario INside para hacer bailar a todos los que les quedaban algo de fuerzas a estas alturas de la jornada. Éxito tras éxito rompepistas, como el momentazo de ese clásico Freed From Desire, junto a la elegancia electrónica de la banda barcelonesa Sendas Espirales hacía lo propio poniendo a bailar a los que se acercaron al Red Bull Tour Bus.

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El colofón del viernes llegó con la sesión imparable de Les Castizos, que hizo mover a toda una marea humana con todo un escaparate de clásicos, géneros más duros y ritmos explosivos. La poco ortodoxia de los malagueños tras los platos poco importaba ya a esas horas, en las que el público enloquecía a medida que los djs desplegaban todo su gamberrío subidos a la mesa de mezclas, alentando al público e incluso encima de las primeras filas cual rock star enfebrecida. Y es que, dejando de lado ya la música, raras veces he visto un espectáculo igual por parte de unos djs, involucrados hasta la extenuación en cerrar la jornada del viernes con unas expectativas por las nubes para el día siguiente.

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Sábado 19

Ya descansados del fin de fiesta del día anterior, la calor de la mañana del sábado pillaba a muchos de los asistentes abarrotando las calles del centro de Granada quienes, dejando huella con pulsera en muñeca, aprovechaban para tomarse la primera en los bares o pasear un poco disfrutando del encanto de las calles de la ciudad. Así se iba sintiendo ya el ambiente que no hacía más que aumentar a las puertas del recinto, donde la larga cola de entrada hacía presagiar incluso más asistentes que el día anterior.

Quizá el motivo de esta cola de entrada fuesen las expectativas por el directo de Carlos Sadness, que desde una hora muy temprana y pese al calor insoportable tiró de todos los asistentes siempre con una sonrisa en la cara y derrochando buen rollismo. Sputnik (El Día Que Dejaste la Tierra) o Perseide fueron los primeros éxitos que cayeron, desde los que el cantante se mostró agradecido por “no dormir siesta” y por aguantar el calor. El estilo único del barcelonés hizo las delicias de los primeros asistentes de la tarde y de los seguidores que no dejaron de corear todas sus canciones (momentazo Siempre Esperándote) y de conectar con el cantante, quien estaba siempre dispuesto a bromear y contar historias sobre sus canciones. No faltaron todos los éxitos de su último trabajo como Qué electricidad, Bikini o Miss Honolulu, así como temas anteriores, como Feria de Botánica o Monteperdido, con la que cerró su presentación.

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El mini parón que dejaba el final de concierto de Carlos Sadness fue aprovechado por muchos para relajarse dando una vuelta por el recinto, recargar las pilas en las barras o acercarse un rato al más alejado Red Bull Tour Bus. Allí los donostiarras Correos derrochaban energía (incluso con un componente menos) con su sonido de dejes clásicos, culminando con Canción de Cuna, primer single de su nuevo trabajo Esponjas para borrar el horizonte.

En el escenario INside volvía la música con Delafé y las flores azules, que en la línea de Carlos Sadness derrocharon vitalidad y buenrollismo sobre el escenario. Los barceloneses no dejaron indiferentes a nadie, demostrando que están hechos para el directo, elevando cada tema a una fiesta individual y sin dejarse atrás ni un éxito de la banda. Mención especial a la energía de Oscar que no dejó de bailar y moverse hasta que en un desafortunado momento sufrió, lo que más tarde por twitter supimos, una rotura fibrilar que lo tuvo sentado el resto del concierto. No obstante esto no bajó la intensidad del directo de la banda, y marcándose un Dave Grohl, cantando con la pierna en alto, el barcelonés no paró y tuvo la suficiente energía para marcarse una recta final de concierto de pelos de punta, encadenando éxitos como Espíritu santo, Cuando esto estalle, La Juani o La primavera. Esto no se para.

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Con un estilo totalmente diferente La Habitación Roja nos esperaban en el escenario Desperados para hacer un repaso completo de sus 20 años de carrera. La veteranía de los valencianos no defraudó, con un catálogo de canciones que hacen el directo perfecto, aunque a ratos nos dejara momentazos y a ratos simplemente diera la talla. Fueron las canciones más clásicas como Un día perfecto o La edad de oro las que abrieron el set, aunque el momento álgido llegó con el triplete de La segunda oportunidad, Indestructible y Si tú te vas, de la última etapa del disco, con la que el público se vino arriba. Aún hubo tiempo para temazos como Taxi a Venus, la última canción estrenada por el grupo, o la magnífica Ayer como cierre. Quizá con el concierto de La Habitación Roja comenzaron los problemas de sonido en el escenario INside, escuchándose la mezcla de guitarras demasiado enmarañada.

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Cuando llegó el turno de Dorian los asistentes ya se dividían entre los que buscaban la primera fila del directo de los barceloneses y los que preferían escucharlos de lejos haciendo sitio para el posterior concierto de Supersubmarina. Los barceloneses hicieron gala de un directo impecable que comenzaron con el triplete imparable de Tristeza, Verte amanecer y Soda Stereo. No faltaron todos esos éxitos coreados hasta el cansancio por los más incondicionales, como Corta el aire. Para cuando llegaba el clímax con La tormenta de arena todo el público se había hecho uno y los coros venían hasta del escenario Desperados frente al que se encontraban los que habían elegido esperar a Supersubmarina. El final por todo lo alto de Dorian (confeti incluído) no nos dio apenas unos minutos de tregua para enfrentar lo que venía después con la motivación aún intacta.

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Los de Baeza eran uno de los reclamos de la noche del sábado, y en una situación parecida a la de Izal la jornada anterior el lleno fue absoluto. El grupo, recibido en Granada como unos paisanos más, se mostró siempre conectado con el público y agradecidos de volver a la ciudad, dando un concierto a la altura de las circunstancias, si bien la calidad del sonido no acompañó mucho. Este incluso desapareció de la escena durante Ana, apenas la segunda canción del directo, y que cortó la energía con la que había comenzado el grupo con Algo que sirva como luz. Muy apreciable el detalle de Chino no dejando el escenario en ningún momento durante el apagón e incluso dando explicaciones que sobraban (todos sabemos de los posibles problemas). Una vez de vuelta el sonido el grupo volvió a calentar motores corriendo y en poco tiempo banda y público eran uno. El repaso que hicieron a todo su trabajo fue desde canciones que ya raramente escuchamos en directo como XXI u Ola de calor hasta canciones del nuevo disco que funcionan genial en directo como Arena y Sal o Viento de Cara, pasando por otros clásicos de sus conciertos como Kevin Mc Alister o Hermética. El ambientazo que se vivió durante todo el concierto de los jienenses fue inigualable, aunque fueron momentazos como En mis venas o Cientocero los que marcaron la noche, junto a ese final de altura con el piropo a Granada de LN Granada que fue coreado como si no hubiera un mañana acompañado de fuegos artificiales.

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Después del final de infarto de Supersubmarina muchos decidieron no moverse del escenario Desperados para esperar a la gran cita internacional del festival: The Kooks. Mientras en el escenario INside Niños Mutantes dejaban claro la buena salud de los grupos más veteranos de la escena granadina, con un desfile de éxitos desde Errante (Canción Mutante) hasta No puedo más contigo, en el que fue uno de los directos con mejor sonido del sábado. El grupo nos dejó otro de los momentazos del festival en forma de esa invitación al escenario a Lori y Lagartija en esa misma Errante tan aclamada y coreada por los seguidores de la banda, dejándonos con ganas de poder haber aprovechado algo más a unos Niños Mutantes que, como este propio Granada Sound, parecen no tener techo.

Ya en la recta final de la jornada The Kooks se subían al escenario Desperados en el otro gran momento de la noche. No hay palabras para describir el derroche de electricidad de los británicos en forma de actuación corta pero potente, con un sonido impecable y una capacidad para mover al público digna de los grandes. Apenas unas cuantas palabras en español fueron suficiente para que Luke Pritchard se metiera al público en el bolsillo (entre ellas “abuela”, que el público coreó en referencia a la abuela del cantante que se encontraba entre bastidores), aunque habría bastado con los éxitos que la banda lleva cosechando desde hace ya diez años. Muchos de los presentes no se creían estar viendo al grupo inglés a medida que salían a flote todos esos temas que la generación de los noventa nos hemos hartado de escuchar durante nuestra adolescencia, como Ooh La, She Moves in Her Own Way, Always Where I Need To Be o See The World. Hubo tiempo para momentos más íntimos como la ya clásica Seaside o la reciente See You Now, con Luke Pritchard sentado al piano, otros más inesperados como Tick Of Time y por supuesto para saltar y bailar con los ritmos más atrevidos de las más recientes Around Town, Down o Forgive And Forget, al tiempo que el frontman no paraba de un lado a otro del escenario. Los coros enloquecidos fueron una constante durante todo el directo, tanto en las más nuevas, como Bad Habit (hecha sin duda para el directo), como en las más clásicas, como en ese final apoteósico con la tan esperada Naive.

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Tras el delirio de The Kooks Varry Brava se encargaron de seguir haciendo bailar a los que todavía podían aguantar el tipo en el escenario INside. Los ritmos contagiosos de sonido clásico del grupo murciano no dejó a nadie a medias, encarando éxitos hechos para festivales como Calor o Ritual, en los que el público se entregó a la fiesta colectiva.

Al indie y dance mezclado con la movida de Varry Brava le siguió el cierre electrónico de mano de Elyella Djs, encargados de poner la guinda a la presente edición del festival. Sin duda la responsabilidad sentó bien a la inusual pareja de djs, cuya sesión habitualmente repleta de éxitos indie sirvió de crónica de lo que habíamos vivido estos dos días y acabó con las pocas fuerzas que quedaban a los asistentes más reacios a abandonar el recinto antes de que la música finalizara por completo.

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Un cartel de excepción, unos horarios bien medidos, un recinto bien provisto y una organización impecable hacen de la presente edición un imprescindible dentro de los festivales veraniegos. Como en todo hay cosas que mejorar y que necesitan mejorar (como los accesos, la conexión con el recinto o el desaprovechamiento de un tercer escenario) pero que haciendo recuento palidecen al lado de los elogios que se puedan hacer a la organización y sobre todo teniendo en cuenta las horas y horas de música y disfrute que nos ha regalado este Granada Sound 2015. Todo ello, no obstante, tiene un único pero grave inconveniente: las expectativas a superar de cara al quinto aniversario del festival granadino, cita para la que sin duda no pensamos faltar.

 

FOTOGRAFÍAS: Pilar Pereira

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