Playa negra es un álbum confesional de un artista reacio a compartir demasiado. Aunque se mantiene al margen de cualquier acontecimiento de la vida real, admite que éste es definitivamente un álbum de «amor malo». Aunque se permite dar voz a lo que él llama «lo mezquino, lo trivial y lo vergonzoso», Ríos pasa por alto los detalles concretos y las críticas fáciles habituales de las letras de los éxitos del pop. Su personal versión de un disco de venganza recurre a menudo a la inspiración en los oscuros paisajes literarios de Cormac McCarthy, tan sublimemente indiferentes como la playa negra del tema que da título al álbum, que para el cantautor sirve como «una buena metáfora de la persona a la que no le importas».
Personajes míticos del poema «Howl» de Allen Ginsberg, Odiseo y Don Quijote aparecen en meditaciones trascendentes que, musicalmente y líricamente, remiten a la historia tragicómica de las histriónicas canciones latinas de desamor. En el estudio, Ríos y su colaborador y coproductor Rubén Samama pueden empezar con son cubano o salsa puertorriqueña, y luego desnudar los ritmos familiares hasta su núcleo para crear un respiro entre los compases. Desde una perspectiva de indie rock, experimentan con estructuras de ritmo y contrabajo que conservan la armadura de las melodías y acordes de la música tropical. Crean un colchón espectral para la voz de Ríos al que él se refiere como un sonido de «música latina postapocalíptica».
Playa negra tardó unos tres años en completarse. Como la mayoría de los discos de ruptura, se centra en una persona, y no es, en este caso, la otra persona. Como dice Ríos, «el objetivo de escribir canciones es siempre acercarse cada vez más a uno mismo».
Con una camiseta negra y fumando un puro en una mañana de verano, Ríos está en el patio trasero de un Airbnb en el barrio de Hato Rey de San Juan, donde se toma un descanso tras terminar la grabación de Playa negra en Ámsterdam. El paisaje le resulta familiar: Detrás se ve el hospital donde nació. «Cuando estoy aquí duermo como un bebé aunque hay ruido todo el tiempo», suspira. «Los grillos, los coquis, los motores de los coches, el reggaetón, algún que otro ¡bam bam!».
Playa negra es el segundo álbum de Ríos cantado íntegramente en español, tras Flore, de 2021, un disco de versiones de clásicos de la salsa, el bolero y el folk reimaginados de una forma que él llama «muy minimalista». Ese disco también se grabó con Samama, que toca el piano, el bajo, la guitarra, la batería y hace coros. Ríos grabó Flore después de pasar un tiempo en Puerto Rico cuidando a su padre en los últimos meses de su vida. Veintiséis años antes se había marchado a Gante (Bélgica), donde estudió pintura y alcanzó la mayoría de edad en una escena musical experimental. Tocó con bandas punk y más tarde se dio a conocer en Europa con su álbum de pop/electrónica Ghostboy, y discos posteriores con un sonido más reducido.
«Vengo del punk rock, creo que eso me dio permiso para hacer lo que quisiera, musicalmente. Sientes que puedes hacer lo que quieras y que las fichas caigan donde caigan».
Su padre, un psicólogo que enseñó al joven Gabriel a tocar canciones de los Beatles con la guitarra, padecía Alzheimer, y en los meses que pasó en casa, Ríos tocó canciones de su infancia que podían provocarle recuerdos. Esas canciones también impulsaron al artista a establecer conexiones más profundas con su cultura y su lengua materna. Más tarde empezó a investigar más intensamente la histórica lista de éxitos de la música latina.
«¿Qué pasa con esa burbuja de memoria y juventud cuando te vas a otro lugar? Si coges a alguien de Puerto Rico, lo pones en la luna y le das una guitarra, va a tocar una canción como la recuerda. Es como un sueño».
La familia de Ríos vivió un tiempo en Los Ángeles, donde de niño Gabriel llegó a hablar inglés con fluidez. Llevaba escribiendo y cantando letras en inglés desde que se marchó de Puerto Rico a Bélgica a los 17. Pero descubrió que interpretar canciones en español le devolvía a una parte de sí mismo que había estado dormida.
«Una vez que cambié, me di cuenta de que me sentía mucho más cohibido en inglés», dice. «Aunque hablo inglés también como primera lengua, hay que pensar mucho más para escribir las letras en inglés. En español, es más cercano al cuerpo, más automático y más natural. Puedo salirme con la jerga y el dialecto. Lo cuestiono mucho menos».
El lanzamiento de Flore le trajo a Ríos comparaciones con Jorge Drexler, José González y otros innovadores artistas latinoamericanos contemporáneos, y le introdujo en la música alternativa latina. («De adolescente me gustaba el punk rock y escuchaba Café Tacvba y cosas así, pero no conocía a ninguno de los argentinos o españoles»). Actualmente vive en Valencia, España.
Después de experimentar versionando canciones con Flore, Ríos encontró una nueva voz para sus propias canciones, críptica y densa pero autorreveladora, en español. Es el idioma a través del cual, en Playa negra, se atreve a compartir.
«No creo que vuelva al inglés para nada», dice. «¿Para qué si en español suenas como tú mismo»?
Judy Cantor Navas
GABRIEL RÍOS EN CONCIERTO TOUR PLAYA NEGRA – ESPAÑA 2024
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