No todos los días recibo un disco de una banda que conforman niños entre 10 y 13 años (aparte del mono furioso que toca el bajo) y que además practican un estilo de una madurez y técnica notables basados en el rock más propio de los 90 de grupos como Nirvana o Pearl Jam.
Y los cortes del disco, Run, suenan convincentes. Mi preferido es Exploding Head, con ese pasar de la calma a la tormenta en cuestión de segundos que reconozco me tiene enganchado. También es de destacar que el sonido se ha cuidado hasta el extremo de grabarse en los estudios Abbey Road de Londres.
También me quedo con Panda Whale que es un tema bastante redondo con versatilidad vocal y estribillo pegadizo y en general con estar ante un trabajo del que si lo escucharas sin más información no lo asociarías a una banda infantil ni por temática ni por ejecución. Esto junto a todo el movimiento de apoyo a la asistencia de menores de edad a las salas de conciertos (la campaña #queremosentrar) nos reafirma en la idea de la importancia que puede adquirir la educación musical como transmisión de cultura y valor artístico.
Así lo expresan Furious Monkey House en uno de los últimos cortes, de tintes épicos, Walking on the walls antes de una bella versión acústica de Hey Girl con la que despiden este primer y conmovedor trabajo.