Unos timbales, africanos, o caribeños, unas percuisones, una programación electrónica – ¿pero qué es esto?, me digo-, unas guitarras, una voz, la misma, la de siempre.
Voy perdidito y me he encontrado una princesa
me he encontado entre sus labios cuando besa
besa, besa, besa.
Yo dejo al sol que entre por nuestra clarabolla
y ella deja los ratones que yo roya
roya, roya, roya
Una tranquilidad, aparente, sólo aparente, bueno, quizá más de la que solía, más pausado, menos cabreado, más en paz consigo mismo. Pero lo mismo, lento, rápido, lento, cambio de ritmo, suave, punteo, suave, cambio de ritmo. Poesía:
Nuestras almas son dos versos que se rozan
nuestros cuerpos como dos cerdos que gozan
gozan, gozan, gozan, y gozan
¿Qué es lo que está pasando? ¿Es la edad, la madurez, el éxito? ¿Son las ganas de cambiar, de hacer algo distinto, sin dejar de ser el mismo? ¿O es, sencillamente, que esta vez así es como ha salido y no hace falta darle más vueltas? Imposible llegar a saberlo, si ni entrevistas ni salir de gira ni dar un concierto. Como dice Iñaki 'Uoho' Antón, habitual productor, “6 canciones largas, que suman cuarenta y tantos minutos. (…) Me encanta. Creo que es de lo mejorcito que hemos hecho”.
Se hace largo el camino sin ti
y al diablo que ya no quiero seguir
y sin pedirle nada a cambio al diablo el alma le di
Lo mismo de siempre, pero más sosegado, con el sonido pulido, brillante, el de los últimos álbumes, pero sin perder la crudeza, la simplicidad de instrumentos, un par de teclados, nuevas percusiones, algún violín, todo lo demás, como siempre. Hasta las letras, por supuesto:
Pide un deseo
quiero que caiga una droga del cielo
puro veneno
que haga del mundo un lugar más ameno
y respirar
que entre bien dentro sólo con respirar
Menos duro, menos rock y menos transgresivo, pero sin perder la esencia. Que nadie se espere coces, ni rebuznos, ni palabras burras porque me lo pide el cuerpo. Pero nada de perder la esencia:
Me pregunta por qué el hombre inventó la guerra
y en silencio pregunta cosas más serias
yo me pongo palote
sólo con que me toque
Por cambiar, hasta un tango suicida, que así se llama, y para acabar, algo extraño, posiblemente porque suena a fácil, o a facilon, a beatle, sí, a beatle, o a Plá (Albert, claro), o a nada. Sea como sea, si alguien quiere lo que pienso, hacía años que no me emocionaba tanto con las letras del Robe, y con sus melodías, y con sus desarrollos, y con su voz. Y sin llegar a esa crudza, genial, porque era cruda y era genial, de su primera época, si eres capaz de aguantar su desmesurada calma, esto puede ser lo mejor que han hecho desde aquel Agila. O puede que no. O qué más da:
No me amarga el sabor de la derrota
Del fracaso ya he sido compañero
Me acurruco al calor de mis pelotas y me fijo en cómo les crece el pelo