Jueves noche en Sevilla, Isla de la Cartuja, el entorno magnífico del Monasterio de la Cartuja, buena temperatura, la velá de Santa Ana a escasos cientos de metros, Aterciopelados a otros tantos metros, y sin embargo, llegamos al Monasterio, y ya se vislumbra cierta cola.
Una vez dentro observamos cómo hay gente por todo el césped, en la barra, delante del escenario, etc. Y todo para esperar a los parisinos “Exsonvaldes”. Buena entrada, probablemente gracias a una buena crítica del pasado South Pop.
El concierto empieza tranquilo, primer tema A Day like Today, con el que de una forma más acústica de lo que muestran en su disco nos dejaron entrever cual sería el ritmo del resto del elenco, calmado, con un suave estilo que a veces rozaba la dulzura de un coro de antaño y otras el sonido happy-pop que dibuja sonrisas en la cara sin esfuerzo.
Momentos curiosos, surgieron cuando Simon, vocalista del grupo dijo alguna referencia en castellano al reciente campeonato mundial de fútbol, así como cuando puso el móvil en el micro y saltó una chica española diciendo “ahora viene tal tema de nuestro nuevo álbum: Lali". Obviamente, las risas saltaron a la vez también.
Especial mención al tema que se marcaron a capella, arropados hombro con hombro por ellos mismos y sin siquiera micros, admirable y valiente apuesta. Su versión del clásco Take On Me no dejó a nadie quieto y les hizo poder contar con los coros de todo el público. Temas que sonaron de especial forma, Last year, Near The Edge Of Something Beautiful o, y para esto ya hablo a título personal, el que casi desgarra por momentos, Sunlight, la joya de la corona y uno de los que mejor muestran la gran influencia Radiohead que les ha marcado.
Un final suave, como todo el concierto, sin idas y vueltas, perfecto para un público respetuoso y atento a lo que importaba, la música, sin artificios ni espectáculos innecesarios. Música para escuchar, y sobra lo demás.
Fotografías: Eva Fernández y David Piña