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El reinado del Califato 3×4 en el Pop CAAC

Poradmin

Ago 22, 2020

Sevilla, en pleno agosto, pero la noche estaba fresca, la entrada al recinto de forma ordenada según la zona a la que pertenecieras, ya desde fuera se oían sones de Camarón, El Turronero, de sevillanas, de fandangos de Manolo Caracol, copla española, Rocío Jurando, Manzanita, Martirio…vamos, un rebujo de estilos y un sentimiento primordial, lo Andaluz por Dalila.

Reconozco que vengo con muchas expectativas a este concierto, con mucho hype, esta banda que tenía más de 30 conciertos cerrados antes del Covid y que ha empezado a despegar y despuntar con esa peculiaridad de lo que hacen, esa mezcla, ese mestizaje, digamos que esto es una especie de ensayo general poco antes de su actuación en la bienal de flamenco el 28 de agosto en el Monasterio de San Jeronimo.

Bsn Posse se encargó de animar al personal desde sus asientos puntualmente a su cita a las 22:30 como estaba previsto, ritmos cadentes, electrónicos, de raíz afroamericana para preparar al personal de lo que vendría.

 

Es cierto que este tipo de música, más de un post concierto que de una previa incitaba al personal más inquieto a bailar, a estar de aquí para allá, lo que vi bastante al personal de seguridad reiteradamente obligando a que se sentase la gente y a ponerse las mascarillas y que no hubiera masificación en grupos, aunque el entorno es seguro y con todas las medidas, aún cierta gente falta por concienciarse de esta nueva situación, pero por lo general gente en sus asientos y respetando las nuevas normas que ahora nos toca acatar.

 

Justo una hora de Bsn Posse en set de dj para vuelta al folclore andaluz musical con Dalila, el tiempo justo para desmontar el set y que aparezcan estos Sevillanos-Malagueños, esta banda tan atípica en el panorama musical como necesaria.

 

Comienza el concierto con el Mençahe der Profeta, de Antonio Manuel, escritor, profesor, activista y defensor acérrimo de lo andaluz y de nuestras raíces (es un autor muy interesante donde rascar y sumergirse en todo lo que nos cuenta, además de ser un excepcional orador), empieza tras en mensaje de Antonio Manuel una especie de set de dj, no ha salido la banda al completo, ambientando pra enlazar sones árabes con electrónica aue nos van metiendo en el ambiente del califato, con Mono d’atraççionê, Ar-Xapâh, Arpexín, un popurrí de varios temas de su disco de debut L’ambôccá y este Puerta de la Cânne que vienen presentando.

 

Suenan los sones de tambores y cornetas de ese Crîtto de lâ Nabahâ, y se escuchaa Chaparro a pie de suelo decir “Niño abre las puertas que nos vamos de estación de penitencia, del Cristo de la navaja, costaleros de califato” esto es una fiesta, hay gente que cuando rompe la canción, esto ya ha empezado a subir y a ver cómo baja porque están en todo lo alto desde ya y continúa así la cosa con la Buleríâ del aire acondiçionao, homenajean a Javier Verdejo, joven asesinado en Almería en 1976 mientras hacía una pintada que decía “Pan, trabajo y Libertad” frase que Chaparro se ha adueñado de ella y la dirá reiteradamente durante el concierto. Y de Almería tiran para Jaén, tierra de jornaleros con una versión de una jota que le cantaban de pequeño y le hacen un homenaje con este En bûcca y câttura.

 

Pasamos a Hambre de Çangre de su anterior álbum en esta mezcla llevada a la exquisitez de lo antiguo y no diría ya lo moderno, sino, lo futurista, esto es folclore futurista, estamos en la taifa de Sevilla y seguimos con ese disco, con Açeitunitâ Negrâ.

 

Hacen un recordatorio a Blas Infante hacia su persona y el recuerdo eterno de su asesinato con Camino de Aghmat, se tiran con una Çoleá pa tu mare y aquí de buenas a primeras estamos en la feria de abril de Sevilla con Puerta de la Cânne, sevillanas que dan título a este disco, Chaparro la lía un poco bajándose al suelo del CAAC a bailar una sevillanas en lo que unas cuantas espontáneas se suman también y como estamos en un ambiente festivo, recuerda de donde viene, y El Barrio donde nació con esta Alegríâ de la Alamea, y para entrenar para la Bienal, el capataz Chaparro se arranca  Acapella con unas sevillanas, y lo que viene ahora es canela y no porque la canción se titule Clabo y Canela, con esos sones influenciados de la cultura norteamericana de lo urbano mezclado con Carlos Cano cantando, con instrumentos tan de banda profesional como puede ser el clarinete, es una mezcla perfecta, cantándole a Sevilla, y como es evidente, el público esta engatusado ya con ellos desde hace tiempo, lo hacen a modo de “despedida” donde vuelven enseguida con el guitarrista flamenco, creo que será el más jovencito de la banda, Guille, tocando él solo, el momento más flamenco puro de la noche, además en ese justo momento hace algo más de viento y con el humo típico del escenario provoca una atmósfera envolvente.

 

Vuelven todos para cantar el himno del Califato, que es L’ambôccá, lo que es un temazo y es lo que fue el pistoletazo de salida de esta banda y el arranque de este proyecto, tienen un momento bastante cómico con Ruina, que terminan con Extasy de Chimo Bayo, porque sí, porque tienen esa Libertad de hacer la música que quieren y tocar los palos que quieren tocar y se marchan con ese particular Fin de fiêtta, sin duda el reinado del califato solo ha hecho empezar, pronto volverá la reconquista andalusí por parte de estos artilleros de lo antiguo y lo moderno.

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