Dejando a un lado este detalle, que no me impidió para nada disfrutar del concierto, daba comienzo la presentación de su último disco: El Futuro. Los granadinos llegaron pisando fuerte y recalcando que “nadie quiere ser así” pero… Es lo que hay para continuar deseándonos una vida mejor con Hermana mía. Al terminar este último tema, Juan Alberto se dirigió a nosotros: “Buenas noches Sevilla, estamos aquí por el futuro y por vosotros, ¡un placer!”. Tras estas palabras intentaron cambiar la vida por esa bola que rueda sola y convertir la sala en El circo por un ratito y presentarnos a Sto. Domingo y el amor, para llegar a uno de los temas más esperados del disco: Robot. El tiempo pasaba pero volvíamos una y otra vez como un Boomerang al escenario a pedir más.
Dejamos atrás El Futuro unos minutos, para tocar el single que da título a otro de sus discos, Las noches de insomnio y no teníamos prisa así que luego también dimos un repaso a Naúfragos, con La puerta, ese temazo que habla de la relación de desamor con “tu jefe”. Tras Naúfragos, retomamos el nuevo disco, y fijaos si hablamos de futuro que Juan Alberto gritaba a los cuatro vientos que su funeral será en el Barronal.
Bajo y batería abandonaron el escenario por unos minutos sólo para que guitarra y voz le cantasen a El Miedo y luego volver con las pilas cargadas para ese Manual de autoayuda seguido de esos Días complicados y hacernos ver que Caerán los bancos. Llegados a este punto, queríamos Empezar de cero pero no los convencimos, y entonamos ese Quiéreme como soy a voz en grito para enlazar con un Te favorece tanto estar callada que ya se ha convertido en todo un clásico de sus conciertos. Con Hundir la flota y Huesos empezaron las despedidas, esas que todos sabemos que no son reales porque al final siempre salen y tocan alguna más para contentarnos porque son así de majos.
Para los bises dejaron Todo va a cambiar y un No puedo más contigo algo conflictivo, porque resulta que a Juan Alberto se le atragantó la letra y volvieron a empezar, gajes del oficio que se les perdona porque el broche final lo pusieron con Errante (la canción mutante) y La Voz, que nos dejó un buen sabor de boca y ganas de volver a verlos.