Así lo demostraron en la Sala Custom de Sevilla el pasado fin de semana. Los de Sean Frutos aparecieron en el escenario con el look espacial que han confeccionado para la promoción de su ‘Montaña rusa’ vaticinando, desde el primer instante, una noche eléctrica. Y no sólo en honor al título del álbum, sino porque se propusieron un auténtico viaje de fuertes emociones en el que los sonidos y su intensa interpretación se aceleraron a un ritmo trepidante. Ya con el cantante unido al grupo, llegó el primer tema, ‘2502’.
A partir de entonces, una vista atrás para recuperar canciones de sus ovacionados ‘Demasiado soñadores’ y ‘Fracciones de un segundo’. ‘Psicopático’ se mezcló certeramente con ‘Antiyo’, y ‘Mañana es domingo’ caminó junto a ‘Demasiado soñadores’ para desembocar en la hipnótica ‘Muérdeme’. Turno de la primera desaceleración, que no disminución de la intensidad emocional, con ‘Más suerte’. Y de nuevo se disparó el vagón de esta montaña rusa para recorrer ‘Caramelos envenenados’, ‘Serpientes’, ‘Extenuación’ y ‘La distancia no es velocidad por tiempo’, encontrando en el público la euforia de unos incesantes coros que no paraban de entonar las letras que escriben su discografía. Inevitable e imprescindible una despedida desde ese ‘Rincón exquisito’ que se hace necesario en el repertorio de Second.
Tras un mínimo descanso, regresaron con ‘Si todo se oxida’, ‘Espectador’ y ‘Lobotomizados’, para liberar después el frenético sueño de ‘N.A.D.A.’ y ‘Autodestructivos’. Pero ahí no acabaron los bises, quedaba una última curva. Los murcianos regresaron al escenario una vez más porque, cuando ‘Rodamos’ en directo con Second, no queremos precisamente dejar de hacerlo. Y es que quienes se suben a este viaje sideral terminan plenamente satisfechos porque encuentran en su trayecto una guía de pop-rock elaborada con madurez no sólo por su líder, sino también por unos músicos que alternan guitarras, batería, teclado y bajo con una voluntad poderosa.
Una corriente que, una vez que penetra en cuerpo y mente, fluye vertiginosamente con la bendita locura de un grupo que apunta a seguir cosechando éxitos gracias a un trabajo que, asumiendo riesgos, no deja de ser compacto.