Y con esas, arribó Dulce Pontes con su nave al Lope de Vega en su particular “Puertos de Abrigo”, su último disco, y mezclar sus nuevos temas con versiones, algunas de ellas curiosísimas, con un estilo musical diferente y una voz portentosa.
Apareció una solitaria Dulce Pontes al piano, que tras introducirnos en dichos puertos de abrigo con un ambiente místico y espiritual, nos recibió con una versión íntima y personal de “la bohemia”, de Charles Aznavour.
A continuación, para despojarnos de una temprana melancolía, con la banda a todo gas, interpretó “Noevoeiro”, y una valiente interpretación de la adaptación del poema de Federico García Lorca, “la leyenda del tiempo”, que para Camarón de la Isla, compuso Ricardo Pachón. Difícil debe ser cantar a Lorca en portugués, aún más en español si no se entiende la letra, hecho que supuso un punto negro en la noche pero que quedó eclipsado tras animar al público a bailar con “Bailados do Minho” y regalando besos a la grada, a un público que empezaba a conectar con la portuguesa. Ella no dejaba de enviar besos al aire y el público, ya estaba entregado.
Vestida con un aparatoso traje y despojada de calzado, Dulce Pontes se asió a los tobillos unos cascabeles y en uno de los momentos más especiales de la noche, con una nariz de payaso, interpretó “Soy un circo”, el tango de Horacio Ferrer, de una manera magistral. Dulce Pontes domina el sentido teatral de sus actuaciones en directo y sabe cómo llegar al público.
Con “Fado das horas”, el fado puro acompañado de las deliciosas guitarras portuguesas, entró en escena. La banda que la acompañaba, alternò el piano, las guitarras, la viola, el bandolín, el acordeón y la percusión para ofrecer una variedad de sonidos exquisita.
El último trabajo de la portuguesa “Puertos de abrigo” es un disco muy intimista cantado en castellano y gallego. Se trata de una especie de viaje transatlántico entre España y Argentina, con escala en Francia. Un disco de grandes canciones, de grandes intérpretes y grandes poetas.
Pero para esta noche, además de dicha mezcolanza ultramarina, ella preparó un concierto muy variado, incluyendo la zambra “la niña de fuego”, que no todos son capaces de versionar, y una magnífica versión del “Sólo le pido a Dios”.
Temas de siempre con pinceladas portuguesas y melancolía, “saudade”, como la llaman en aquellas tierras. Y para muestra, la famosa “Cançao do mar”, canción hermosa y emocionante donde las haya, posiblemente la canción portuguesa más conocida internacionalmente, que incluso formó parte de la banda sonora de Hollywood.
Y así finalizó el paseo entre Francia, Argentina y Portugal, no sin antes, un espectador anónimo, tener la acertada idea de pedirle “Lágrima”, y fue entonces cuando Portugal entero, y la sombra de la inmensa Amalia Rodrigues, se paseó por el Lope de Vega dejándonos a todos, el corazón lleno de saudade y a buen puerto… de abrigo.
Después desfilaría temas como Vamos Nina de Astor Piazziolla y Horácio Ferrer, Alfonsina y el mar de Ariel Ramirez y Felix Luna, Solo le pido a Dios de León Gieco, La bohemia de Charles Aznavour y Jacques Plante, La leyenda del tiempo del poema de Federíco García Lorca adapatado por Ricardo Pachón para Camerón de la Isla…
Por otro lado, nos sorprenderá con nuevos temas del folclore y del fado con mayúsculas. Fados que interpretará por primera vez en público. Algunos con arreglos más modernos. Otros, a la manera más ortodoxa de la desnudez del alma-fado. Volverán a vivir en la voz lusa las composiciones fadistas de Alain Oulman a quien amó desde temprana edad escuchando los vinilos de la reina del fado Amália Rodrigues. Y con temas inéditos como por ejemplo: Meu amor em Aranjuez con música del adagio del maestro Joaquín Rodrigo y letra de la propia Dulce Pontes. O, No te vayas con música de Dulce Pontes y letra de Maxi de la Peña.