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Disfrutando de MOHO en Málaga

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21/5/10 Sala Velvet, Málaga

 

Hace unos días me desplacé a Málaga y me presenté en la sala Velvet (calle Juan de Padilla, 20). Se proyectaba un concierto de Moho, un grupo que pasa por ser (al menos para mí) una de las bandas más auténticas en cuanto a música Rock se refiere dentro del panorama nacional.

 

 

 

Bueno, la sala es realmente un pub con muy buen ambiente y que nos amenizó la espera de una hora (entre la apertura de puertas y el comienzo de la actuación) con música Metal a bastante volumen y la película “Alien” en las pantalla de TV. Además, a la primera cerveza nos invitaban por haber comprado la entrada. Todo un detalle.

 

En fin, que se nos iba pasando la noche y llegaron las 11. Entonces entró el trío madrileño y se subió al escenario que, por cierto, estaba bastante bajito. Y como había seguidores que ocupaban las proximidades de la tarima, me temo que los que anduvieran un poco más atrás no pudieron ver mucho de la actuación. Ahora, eso sí, lo que de verdad importaba era la música. O mejor dicho, la MÚSICA. Así, con mayúsculas, porque eso fue exactamente lo que se obtuvo del concierto de Moho: música Rock de alto octanaje capaz de poner en órbita nuestras orejas a base de distorsión. Ahí es nada.

 

La banda tiene editados tres discos, a saber: “20 uñas”, “He visto la cruz al revés” y “Chotacabra”. Tres discos con un estilo muy próximo entre sí y que dan buena cuenta del carácter de la banda.

 

El caso es que para comenzar no echaron mano de ninguno de los temas de su discografía, sino que nos sorprendieron con una novedad. De hecho, no fue la única de la noche. Se dejaron caer con alguna que otra primicia. ¿El resultado? Pues exactamente el mismo que con los temas de sus álbumes; esto es, unos temazos.

 

Y es que el gran valor de Moho no es que sepan elegir bien los temas o que se preparen un setlist muy currado y ya está. Esto no es así para nada. Ellos directamente se dedican a tocar “de puta madre” todo lo que les echen. E hicieron un repaso de hora y cuarto a sus Lp’s (amén de los cortes ajenos a ellos que comentaba) igual que podrían haber hecho otro totalmente distinto y apuesto que el efecto hubiese sido exactamente el mismo. De hecho en la parte final del show el público les pedía según que temas para que los tocasen.

 

La música, como decía, se trataba de Rock. Rock puro y duro manado desde la época de los Zeppelin o los Sabbath, aunque aproximado al Stoner y al Sludge a base de distorsión y unos ritmos pausados que rondaban el medio tiempo. Eso sí, con una contundencia y una intensidad que hacían imposible que pudieras (o quisieras) dejar de oír la música que se condensaba desde los instrumentos.

 

Y a pesar del hándicap (si se quiere considerar así) que contaban por la escasa e ininteligible letra de sus temas y que haría más difícil enganchar a alguna parte de los escuchantes, Moho no permitía que esto sucediera. La voz de su cantante Iñaki era bastante estridente y gutural y no parecía que entonase ni tan siquiera una letra (exactamente igual que en los álbumes). Además quedaba muy postergada por la instrumentación, pero no se echaba de menos en absoluto. La música era tan atractiva, tan adictiva, que no se necesitaba nada más; ni voces predominantes, ni un escenario espectacular ni mucha parafernalia. Tan sólo lo que teníamos sobre la tarima: tres músicos en el más estricto sentido del término, soltando rayos y truenos por los amplis.

 

El propio Iñaki es el bajista y no dejó a nadie indiferente con su trabajo. Soberbio. Se hizo con el escenario desde el primer segundo, marcándose unos ritmos acojonantes durante todo el espectáculo.

 

Al otro lado de la tarima estaba Raúl con la guitarra. Los riffs y solos que fue destilando durante la noche no me permite dejarlo por detrás en lo dicho sobre Iñaki.

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Y a la batería encontramos a Edu que, con un set muy justo (bombo, tom, caja, goliat y tres platos), supo dar caña de la buena. Es que no se me ocurre otra definición mejor. Aparte de los compases que se marcaba, su presencia se hacía enorme en todos y cada uno de los cortes. Y es que es uno de los baterías que más fuerte le arrean a las baquetas de los que he visto en concierto (y han sido bastantes, desde luego). Bill Ward estaría orgulloso, sin duda.

 

Así pues, con estas tres piezas perfectamente engrasadas y engranadas, el resultado sólo podía ser el que fue: un conciertazo.

 

Pues eso, que unos tipos venidos de la capital se batieron el cobre a base de bien con ritmos graves que densificaron la atmósfera del club Velvet en esta noche. Simple y llanamente Rock, del crudo, del bueno. No había mucho público, francamente, pero al menos los que estábamos allí disfrutamos de todo un recital por parte de estos chavales. Se puede decir que éramos una pequeña familia de desconocidos (bueno, o no tanto, porque Edu le dedicó un tema a su primo que estaba entre los asistentes). Y donde los más arrojados se atrevieron incluso con el “stage-surf”. Como curiosidad diré que, como no encontraba un hueco desde donde ver bien el show, al final acabé subiéndome a un lateral del escenario que ya estaba copado con otras personas que habían tenido la misma idea… En fin, estábamos en confianza.

 

 

Antes de las 12 y media ya estaba el concierto finiquitado y con el grupo recogiendo bártulos y la gente abandonando el local, quien no quiso quedarse a tomar una copa más o comprar alguno de los discos (CD o vinilo) de los propios Moho. Eso sí, con la idea de haber presenciado un concierto que podría decir “divertido” pero que diré “con dos cojones” y, ante todo, lleno de música (como decía antes) con mayúsculas.

 

En fin, como veréis, se podría decir que soy un auténtico fan de esta banda. Pero es que sinceramente creo que se merecen mayor reconocimiento del que pienso que han tenido o tienen, si bien es cierto que dentro de la escena underground nacional gozan de gran prestigio.

 

Bueno, ya dije que estos tipos saben dar un gran nivel con cualquier corte que se marquen dentro de su discografía, pero diré que algunas de las canciones fueron: “Chotacabra”, “San Mamés”, “Gargantor”, “Demacronch”, “Fístula” o “El Tren”.

 

Seguiremos atentos a estos chavales y recomendamos a todo aquel que guste de estos estilos a hacerse con la música de Moho o (incluso mejor) acercarse a alguna de sus actuaciones.

 

Salud!

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