7-Mayo-2010, Sala Q (Sevilla)
A Despistaos hay que reconocerles bastantes méritos desde sus inicios y no hay mejor forma de comprobar el estado y las razones que exhiben que verlos en un concierto y comprobar los porqués.
Ante todo Despistaos me pareció un grupo tremendamente honrado. Su extenso y completo setlist hace que nadie pueda salir defraudado por las ganas y las intenciones de un grupo que además iniciaban gira tras la reciente publicación de "Cuando empieza lo mejor".
Y de los porqués que resaltaba al inicio y que traen como consecuencia un sinfín de actos promocionales, entrevistas y una espectación especial por recibir las nuevas canciones me gustaría no pasar desapercibido que Despistaos comenzaron a hacer rock cuando las últimas balas de las grandes bandas de rock en castellano se iban gastando o, en otros casos que se vienen a mi memoria, no gozaban de especial trato ni consideración.
Sin embargo Despistaos en directo se acercan incluso más al rock que lo que aparentan en sus propios discos. Entretelan sus canciones en cortinas de guitarras intensas y de alto ritmo. Quizás mi sorpresa fue mayor al recordarlos la última vez en acústico en la Fnac y esta subida de revoluciones fue perfectamente recibida tal y como revisaron "Un beso y nada más" que tan diferente sonó en la noche de ayer.
Además de la honestidad y valentía ya comentadas la historia de Despistaos es la de sus canciones y en concierto saben alternar temas de distintas épocas añadiendo además las de nuevo cuño. De éstas gustaron especialmente "No", "Desde que nos estamos dejando" y "Gracias" que dejaron para los bises.
"Resucito" o "Balas de plata" conformaron las partes más cañeras mientras que con "Física o Química" o "Cada dos minutos" llevaban el concierto al lado más accesible y comercial del grupo.
Antes de despistarnos cabe citar la actuación de los teloneros BNDR cuya propuesta pasaba por un rock progresivo de voz y letras amables y de cierta bisoñez que sin embargo no les impide tener presencia en el escenario y capacidad para atraer la atención de un público que, posiblemente, no acudió en el número que la noche merecía.