Hace ya muchos años que llegó a mis manos una cinta de 90 minutos que contenía en una de sus caras una grabación de un grupo llamado Dark Tranquillity, “The Mind’s I” era el nombre de aquel desconocido disco, cuyos ritmos de guitarra y peculiar estilo de inmediato me encandilaron. Desde entonces mi devoción por esta banda nunca ha sufrido una decepción. Cada uno de sus discos cumplía con creces con las expectativas que le presuponía. Nunca sacaban un disco malo, cada trabajo era una nueva joya que ocupaba un lugar destacado en mi discoteca particular.
Es por esto que iba al concierto consciente de que vería a un grupo sincero, un grupo que nunca sucumbió a modas o directrices del mercado. Si de otra banda se hubiese tratado quizás estaría enfadado por el mal sonido que tuvo, pero ver a una banda completamente entregada que enardecía al público con su mera presencia me hizo abstraerme de las carencias técnicas.
La sonrisa del simpático vocalista Mikael Stanne contrasta con la imagen que mucha gente tiene de los estándares de lo que debe ser una banda de Death Metal sueco. Esa sonrisa siempre presente demuestra que este estilo musical no está reñido, al menos en las bandas europeas, con la simpatía y la cercanía con los fans.
No puedo evitar contar el anecdótico momento en el que Mikael cogió una cámara de vídeo de una persona que estaba en la primera fila, y lejos de enfadarse por derechos de imagen y otras estupideces, se grabó a sí mismo cantando, grabó al público y se agachó al lado del propietario de la cámara para grabarse junto al él. Un mínimo esfuerzo que sin embargo dejará una huella imborrable en esa afortunada persona, que quizás, al igual que yo, recorrió cientos de kilómetros para ver a uno de sus grupos favoritos.
Es por eso que no quiero centrarme en detallar el transcurso del concierto, más bien quiero hacer destacar lo reconfortante que resulta ver a una banda tan cercana a sus seguidores, con una simpatía tan sincera que te hace sonreír durante todo el evento.
Especialmente emotivo resultó para mí Dreamlore Degenerate, perteneciente a aquella cinta mencionada al inicio del texto. Pero Dark Tranquillity también cuentan, como todas las grandes bandas, de sus clásicos ineludibles, el público cantó al unísono The Wonders At Your Feet, ThereIn y Final Resistance.
Un memorable concierto engrandecido, como siempre, por mis acompañantes: Juan, Migue, Carlos, Javi, Rouko y César, aunque este último no lo vio pero yo lo sentí allí.