Quizás la sala no estaba a rebosar de gente, pero en ella se encontraba la gente necesaria. Fieles que se quedaron plantados ante el escenario desde la primera canción a la última. Mención especial a aquellos que no se lo pensaron dos veces en ir a verles, a pesar de los truenos que golpeaban la ciudad.
Cuando sigues a un grupo desde hace años, pero nunca has tenido la oportunidad de poder verles en directo, estas expectante ante esa situación. A mi ayer me ocurrió exactamente lo mismo, pero me llevé una muy grata sorpresa.
Que si, que es un grupo que lleva demasiada música sobre su espalda, música que también puede nombrarse como sinónimo de experiencia y tablas.
Pero esta profesionalidad es la que hace a los grupos grandes, y eso es lo que pensé ayer cuando pude ver por primera vez a los valencianos. Mostraban un sonido curtido en carreteras, ensayos, escenarios y mucho trabajo. Un sonido que muy pocas veces te encuentras a día de hoy.
Lo demostraron con un repertorio que se centró más en presentar lo último que nos han regalado. Sobre el escenario sonaban “Tanto por hacer”, Indestructibles”, “La moneda en el aire”, la bonita “Si tú te vas (Magnifica desolación)”, “El resplandor” y muchas más que los asistentes allí disfrutaban como si no hubiera mañana. Bonito y agradable ambiente el que se vivió anoche en la sala.
Detalle agradable de la banda hacia un seguidor que les había escrito una carta especial y que tocaron para el “Eurovisión”. La lluvia paró finalmente, dio una tregua, y con ella el cierre perfecto para un concierto perfecto, con “Ayer”.
En definitiva, La Habitación Roja es un grupo maduro, que aún no ha dicho la última palabra, que tiene demasiado que ofrecer y que todo el mundo, una vez en su vida al menos, debería poder disfrutar de un directo suyo