Empezamos la jornada con Paciente Cero en el escenario Hangar. El grupo practica un rock bastante directo que se habría beneficiado de un escenario un poco más grande, aun así dieron un concierto bastante animado que congregó a una cantidad respetable de gente teniendo en cuenta que el escenario Hangar es bastante reducido y dedicado a bandas noveles.
Poco después empezaban Belako en el escenario principal. Había oído hablar de este grupo, pero la verdad es que los escuchaba por primera vez en el festival, y me dejaron más que satisfecho. A pesar de la juventud de los miembros del grupo, tienen una seguridad y una contundencia en el escenario que más quisieran muchos grupos. Desde luego, por lo que allí vi y he escuchado después, tienen todo lo necesario para llegar muy lejos. De hecho, de haber nacido fuera de la península, posiblemente los tendríamos ya siendo portada de revistas cada dos por tres.
Dimos una vuelta para hacer algo de tiempo hasta el comienzo del concierto de Nacho Vegas. El asturiano y su banda (en la que encontramos al 75% de León Benavente) interpretaron un set-list que vino a ser una reducción del que ha venido interpretando durante la gira (al menos en las dos fechas que pudimos verle hace unos meses). Obviamente esto no hace que fuera un mal concierto, pero se echa de menos un poco de variedad en el repertorio para evitar encontrar los mismos temas en cada concierto; nadie habla de cambiar el set-list de arriba abajo, pero sí podría ir variando algunas de las canciones de sus anteriores trabajos.
Preferencias de repertorio al margen, el concierto sirvió para reafirmar, por si alguien tuviese dudas, que Nacho Vegas se encuentra en un gran momento, y consiguió congregar a una gran cantidad de gente que no paró de cantar los temas (algo que siendo cantautor tampoco es precisamente fácil de conseguir). El asturiano aprovechó la presentación de algunos de sus temas como Polvorado y Runrún para atizar a los señores de traje que nos roban, criticar el racismo institucional, y recordar que “aunque no sean indies con barba bebiendo cerveza, los negros de Ceuta también son ciudadanos de un lugar llamado mundo”. Destacable la colaboración del coro de la Dinamo y el Patio Maravillas en los dos temas antes mencionados.
Tachenko con su potente pop y un gran directo supieron encandilar al público del Sonorama, realizando un concierto que sirvió como repaso a su discografía. Temas como Levántate, Mi amor, las mayorías o Escapatoria no faltaron a la cita.
Llegaba el turno de Duncan Dhu, aunque teniendo en cuenta que Diego Vasallo sigue con sus problemas de salud que le impidieron acudir a la cita, más bien parecía Mikel Erentxun y su banda interpretando temas de Duncan Dhu. Aun así no fue poco el público que se congregó para la ocasión, en un concierto que comenzó con temas de su último disco, El Duelo, para posteriormente pasar a rememorar grandes éxitos como La casa azul, Jardín de rosas o Entre salitre y sudor, en la que colaboró Nacho Vegas (actuación que quedó algo deslucida por problemas de sonido, una pena).
Terminamos el día, o la noche, con el proyecto de Antonio Galvañ, Parade, con un concierto que fue de menos a más, repleto de ritmos bailables, pop sin complejos, y mucho buen humor. Temas como No más rocanrol o Niño zombie, con el que cerraron, hicieron que el poco público que no estaba bailando no pudiera contenerse más.
Y tristemente, aquí finalizó nuestro Sonorama. No pudimos quedarnos hasta el final, y nos perdimos a El columpio asesino (colaboración de Nacho Vegas incluída) y Adanowsky entre otros. En fin, otra vez será.
Como resumen, como cualquier festival el Sonorama 2014 tuvo actuaciones mejores y peores, y obviamente no siempre llueve a gusto de todos, pero desde luego la experiencia fue totalmente positiva. Volveremos.
Fotografías: Musa Pentesilea.
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