Decidimos comenzar el día con Second, los cuales se acompañaron para la ocasión de un quinteto de cuerda al que llamaron Sinfónica 2502 que dio más fuerza aun si cabe a las ya de por sí pegadizas canciones de la banda. No pudieron faltar algunos de los grandes éxitos de la banda como Muérdeme o Rincón exquisito, que los seguidores del grupo cantaron de principio a fin.
La siguiente parada incluía ritmos bailables, optimismo, aires de rock sureño… en definitiva, era el turno de DePedro, alias de Jairo Zavala, el cual demostró bastarse con dos músicos de acompañamiento y una guitarra para dar un gran concierto en el que temas como Nubes de papel y Hombre bueno fueron coreados y bailados por quienes allí se reunían, y no eran pocos.
Llegaba el que se presumía plato fuerte de la noche: Amaral. Eva y Juan Aguirre salían solos a escena para comenzar el concierto en formato acústico (como había dicho Eva en rueda de prensa: “intentaremos ir de menos a más”) con Ratonera.
El último disco del grupo data de 2011, por lo que aprovecharon el concierto para hacer un recorrido por su discografía incluyendo temas como Días de verano, Hacia lo salvaje, Cómo hablar, o En solo un segundo, tema que les sirvió para finalizar el concierto.
Eva no perdió la ocasión para contar al público que Sonorama es para ellos un festival especial, y que el año anterior acudió como público. Quizás por eso, y a pesar de no saber todavía cuándo será el lanzamiento de su próximo disco, el cual todavía están componiendo, presentaron Unas veces se gana y otras se pierde, y Cazador, dos canciones que, de no haber cambio de planes, formarán parte del futuro nuevo trabajo del grupo.
Tras un concierto que nos dejó más que satisfechos fuimos corriendo a coger un buen sitio para ver a León Benavente, uno de los conciertos que más ganas teníamos de ver, y la verdad es que no defraudaron para nada. Si ya su trabajo en estudio es sobresaliente, calificar del mismo modo su directo se queda corto, y es que la energía que derrochan sobre el escenario sobrepasa lo que cualquiera puede imaginar antes de verles por primera vez.
César Verdú, el único al que todavía no había visto en directo, consigue que la batería funcione como un motor potentísimo que conduce a todo el grupo de forma perfecta. El resto del grupo hace igualmente un gran trabajo y no dejan al público ni un segundo de respiro: Las hienas, El rey Ricardo (gran momento el público coreando los coros de final del tema), Estado provisional… fueron llevándonos hacia un gran final de concierto con Ser brigada (donde colaboró Cristina Martínez, de El columpio asesino), quizás una de las mejores canciones que se han hecho últimamente y que llevó al público (y al grupo, mención especial a Abraham Boba) a la locura. Ojalá no tarden demasiado en sacar un nuevo disco, porque la cosa pinta muy bien.
En el escenario principal comenzaba Izal, los cuales congregaron a una enorme cantidad de gente y demostraron que se encuentran en un gran momento. El público coreó todos y cada uno de los temas que fueron sonando: Qué bien, Agujeros de gusano, etc. fueron coreados de principio a fin, aquello parecía un karaoke.
Antes de finalizar la jornada aprovechamos para escuchar a una banda para nosotros desconocida pero que nos habían recomendado: Crudo Pimento. Tras este nombre tan peculiar se encuentran el dúo Raúl Frutos e Inma González. Imaginad algo de metal extremo, blues, influencias mexicanas y caribeñas… y todo bien mezclado e interpretado en directo con instrumentos artesanales hechos con cables, palos, latas, etc., aunque también se sirven de instrumentos “de verdad” (que no es que los artesanales no los sean, pero para entendernos). Todo eso, mucha fuerza en directa, y muchas más cosas que no se pueden definir sin escuchar su música, es Crudo Pimento. Suenan bien, muy bien, dadles una escucha (o dos) porque os sorprenderán.
Y ahora sí, finalizamos esta jornada de Sonorama y nos retiramos a descansar, que aun quedaba el último día y mucho que ver.
Fotografías: Musa Pentesilea.
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