Una noche de blues más a sumar a la lista de mágicas veladas que la sala Custom nos tiene acostumbrados, y una noche más, diferente. Esta vez, sobre el escenario, un bluesman llamado Terry Frijol y apodado “armónica” y que también, toca la guitarra. Una hábil tarea combinado su guitarra, su armónica y una personalidad diferente de aquellos que se curten en los campos de algodón a orillas del Mississippi, pero Terry "Armonica" Bean es un master de blues, de todos los tiempos y lugares, que contagia energía en sus riff de blues eléctrico.
Comenzó la noche de blues rozando las nueve y media, casi en familia. Un bluesman de brillantes zapatos de charol, tocado con gorra negra y vestido con una camiseta roja, iniciaba su solitaria intervención, entre otras, de una original versión del I Just Wanna Make Love To You de la llorada Etta James. Tras ocho temas al puro estilo bluesman, suben al escenario Andrés Herrera Ruiz “Pájaro”, peso específico de la guitarra sevillana, de esa que radica a la diestra del cielo, elegantemente vestido, con corbata de seda roja y chaqueta negra, acompañado de Raúl Fernández, quien dará mucho que hablar en el panorama musical. Un virtuoso de la guitarra sin temor a equivocarme. Ambos dejaron el maravilloso mundo del Santa Leone, y aunque inmersos en el nuevo trabajo de Pájaro y sus músicos, se unieron, sentados en sillas, a dejarse llevar por la brisa del Mississippi y convertirse en un trio de bluesman al más puro estilo hispalense.
Terry deja su guitarra y solo acompañado de su armónica, nos regala un blues íntimo y pasional acompañado por un magistral solo acústico de un Pájaro en su bis bluesman que a la par, no deja indiferente, como sus comentarios sobre el escenario, siempre tan espontáneos, tan suyos y tan divertidos. Pájaro es único, y como guitarra no tiene igual, y así le queremos y admiramos, y se adapta al Mississippi o al rock surfero con una facilidad que solo los genios poseen. Raúl le complementa, y entre los tres, finalizan la primera parte de la noche, donde la música enlatada de Pat Benatar, con su positivo Heartbreaker, incitaban a recibir a la que para mi, se iba a convertir en la estrella de la noche.
Una Susan Santos vestida muy rockera, con uñas pintadas de rojo y brazalete en el brazo izquierdo asomó en el escenario. Una zurda extremeña que acompañada de sus músicos, un chileno a la batería y un catalán al bajo, le cantaron al blues que proviene de “la mala leche que todos guardamos de alguna manera”, según dijo la artista. Pidió colaboración para colaborar con su música y con la gasolina para la furgoneta, para una actuación en Cáceres.
Empezó la actuación de la magnífica guitarrista cantante, presentando su último trabajo discográfico editado en enero del 2104, Electric Love. Temas como It’s all about you, Devils waltz absolutamente magistrales, y algún solo de guitarra nos dejaba a los que estábamos allí, literalmente boquiabiertos y entregados, como a mi amigo Cele le ocurría. Es ese disco, que es lo primero que he hecho esta mañana, oírlo de nuevo, un disco cargado de canciones a caballo entre el rock clásico y la elegancia, con sentimiento y fuerza.
La voz y la guitarra de Susan Santos son el eje conductor; su registro nos lleva donde ella quiere en cualquiera de sus facetas, y su guitarra, por supuesto, porque tiene personalidad y además, toca de maravilla. Y con esas, llegamos al fin de fiesta, donde todo pudo ser posible; Terry armónica, Pájaro, Raúl, Susan y sus músicos y la magia. El rock y el blues sobre el escenario, con ellos. El sentimiento, la fuerza, la elegancia y la pasión por lo que se toca, se siente y se transmite. Una noche memorable, sin duda.