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Crónica del festival Pentagram Fest de Valencia.

Poradmin

Jun 13, 2013
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Desde una hora bastante temprana ya estaban en funcionamiento los amplis de la Rock City, al servicio de las bandas que se proyectaban más temprano. Los primeros, un grupo local que no pude ver por lo prematuro de su actuación. Se trató de Encabronation. Sin duda un nombre que daba pie a pensar que pudieran dejar mucha tralla sobre el escenario. Me dicen que su música Grind alcanzó un nivel bastante más que digno y que estos chicos no se resignan a pasar sin pena ni gloria por el panorama. Más bien se reivindican constantemente en cada oportunidad en directo. No lo puedo confirmar de primera mano, pero sí esperamos una próxima oportunidad para hacerlo pronto.

 

Para los siguientes en liza sí que estábamos prestos. Estos fueron Altar Of Giallo. Lo curioso es que pocas semanas antes tuvimos la ocasión de deleitarnos con su insigne frontman Noel Kemper, haciendo lo propio al frente también de Gruesome Stuff Relish, como teloneros de Napalm Death.

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No se puede decir que la actitud dentro un grupo y otro fuera muy dispar. Noel se vuelca en todo momento y gracias a ese directo me propuse el retomar la escucha de sus discos (los de Gruesome) con una actitud más receptiva de lo que hice anteriormente (ya que me recomendaron inicialmente sus discos y, al oírlos, no terminaron de cubrir mis expectativas).

 

Pero, como digo, no le falta carácter sobre el escenario. Es, sin duda, un animal de directo; una bestia vestida de rockero y con un plante que, sinceramente creo, no se valoró lo suficiente en esta tarde-noche.

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Obviamente Altar Of Giallo no tienen el nombre de la mayoría de los grupos que les acompañarían en este festival, pero creo que la banda se ganó el respeto de un público que, aún escaso y un tanto frío, no terminó de compensar el desgaste y la garra de los asturianos.

 

Me centro en el cantante y medio guitarra (digo lo de medio porque una parte de su actuación la hizo sin el instrumento, tras lanzar este al suelo y dejarlo ahí, para los restos) porque era el más notorio. No obstante, la formación al completo supo destilar un repertorio de sonidos extremos en torno al Death Metal y el Grindcore, pero con un regusto notable por los clásicos que personificaban los Benediction del “Subconcious Terror”, “Dark Is The Season” y demás o los Dismember también de por aquel entonces.

 

Como Altar Of Giallo sólo tienen un disco (“A Bloodfeast For The Dead”) y, a pesar de tocar poco más de 30 minutos contados, tuvieron que echar mano de covers. Incluso de los propios Gruesome. Eso sí, todo bien escogido para que la ambientación de los temas siempre se enmarcase dentro de ese Terror/Giallo Grind que gustan hacer.

 

La temática general es precisamente el de ese género de películas de terror italianas, de escaso presupuesto y bastante creatividad (lo que viene a ser más o menos un Spaguetti Terror).

 

Por cierto, al escribir esto me parece estar viviendo un deja-vu del propio show de Gruesome. Muchas coincidencias unen a ambas bandas, aunque Altar Of Giallo me parecieron más espontáneos en su música, más desinhibidos a la hora de tributar un género y a algunos de sus grandes representantes; eso sí, con sus propios temas o con honrosas versiones.

 

Así el setlist se compuso de “Last Man On Earth”, “Baron Blood”, “La Machera Del Demonio”, “The Cult Of Giallo”, “Incubo Sulla Citta Contaminata”, “Necrocarnage” o “Boneyard” (como versión de Impetigo).

 

Y sin llegar aún ni a la mitad del festival, llegaba el turno para uno de los triunfadores de la jornada, para mi gusto: los holandeses Cliteater.

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Esta banda se disponía sobre el escenario e hizo gala de un desparpajo que enganchó a los ya muchos aficionados que abarrotaban la Rock City desde que se presentaron con la sintonía de “The Love Boat” (en España, “Vacaciones en el mar”), en plan cachondo.

 

Un moshpit que abarcó buena parte del espacio, pogo y stage-surf eran los condimentos para terminar de sazonar el plato de buena carne cruda que nos ofrecieron estos chavales. Y es que desde el inicio con “Masticating On Maggots” y “Desolate” ya se entreveía que el suyo iba a ser uno de los shows más intensos. No es que permitieran el que los fans más activos subieran al escenario a lanzarse prácticamente de cabeza hacia el público en un stage-diving brutal y constante, sino que hasta lo incitaban para deleite de los más acérrimos.

 

En lo musical, pues mucho Goregrind y Pornogrind. Cierto que las letras eran prácticamente imposibles de entender por la gutural y descarnada voz de Joost, pero seguro que había mucho “erotismo” de por medio, por decirlo de una manera delicada.

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El grupo también se compone con Robbie e Iván a las guitarras (y este último también con backing vocals), Vedran en el bajo y la batería de Clemens. Su estilo anda más o menos próximo a la música de Dead Infection, por ejemplo, pero su actuación en directo de esta ocasión (que es lo que nos atañe) sobrepasó el mero tratamiento técnico de los temas.

 

Sus ritmos se alternaban entre rápidos y otros más densos y que parecían enfatizar la voz ultragutural de Joost. Ahí quedaba un cierto toque Groove, pero no penséis ni por un momento que era al estilo de Six Feet Under. Para nada; esto era mucho más Grind.

 

En “MILF Hunter” o “Crime Scene Cleaner” se ensañaban con sus propios instrumentos, sacando de ellos los más brutales sonidos con toda la saña. Lo cierto y verdad es que, más allá de reproducir más o menos fielmente las partituras, me parece que el concierto debe aportar más por parte de una banda. En esta oportunidad, con Cliteater sobre las tablas, estaba claro que ese aporte extra estaba asegurado. “$ 4 Bitch Disfigurement” o “Daryl Rhea” seguían dejando buenas sensaciones que se trasladaban en un feedback constante, correspondido por muchos de los seguidores con un permanente movimiento de una gran masa de moshers agitantes y vibrantes. Tanto es así que un chico, en un stage-diving salvaje, acabó dando con sus huesos (y su cabeza) contra el suelo y teniéndolo que trasladar en ambulancia. Y otro casi sufre el mismo final. Total: 2 heridos pro stage-surfing.

 

Los ánimos parecieron templarse por unos instantes al ver cuáles podían ser las consecuencias de una actitud tan extrema que llegó a sobrepasar hasta lo imprudente. No obstante, el ambiente estaba lo bastante caldeado como para que la tensión retomara altas cotas con cortes como “Glory Hole” y “Porn Of The Dead”.

 

Con “Cock And Love” y “Eat Clit Or Die” (versión cachonda del “Speak English Or Die” de S.O.D.) no quedaba más tiempo para los holandeses en esta ocasión. Tenían que dejar el escenario para preparar la actuación siguiente pero creo que todos (banda y público) tuvimos la sensación de que habíamos asistido a una de las horas más estelares del Pentagram Fest. Había varias y grandes bandas por venir aún, pero les iba a costar superar el gran despliegue de energía, guitarras crudas y buen rollo de Joost y sus secuaces. Por cierto, que este se atrevió con algunas palabras en castellano para ganarse a la concurrencia… por supuesto, todas ellas eran tacos.

 

La siguiente actuación era la de los madrileños Wormed. La propuesta de estos chicos, como contrapunto al sonido más clásico de Cliteater, se basaba más bien en melodías de texturas más contemporáneas. Riffs más técnicos y guitarras brutales a la par que elaboradas (al menos para lo que es este estilo). Giros y cambios de ritmo muy constantes para estructurar los temas que no dejaban de ser Grind. Desde luego es bueno que un grupo busque su sitio y su sonido, defina un estilo propio e intente reivindicarlo, pero tengo que admitir que a mí no me atrajeron demasiado.

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Su puesta en escena no fue mala. Se notaba que era una formación con tablas, con gente que se había pateado un buen número de escenario (en este u otros grupos) y se agradecía la comunicación constante con el público presente. Además, lo tenían bastante más fácil que la mayoría de bandas extranjeras, al menos con el idioma.

 

Pero lo que es a mí, el Grind o Brutal Death evolucionado con espectros más novedosos no me colmó. No creo que fuera el único. Me dio la sensación de que los reunidos eran partícipes de un show con el que no terminaban de encontrarse cómodos porque no hubo tanto movimiento como con Cliteater ni con el resto de formaciones que vendrían después. Esto (por supuesto) no es un menosprecio ni mucho menos. Estos madrileños atesoran una gran calidad, pero creo que la mayoría buscaban un sonido más clásico. Es como si buscaras a Carcass y encontraras a Cynic; ya me entendéis.

 

El caso es que tienen editados un par de discos (“Planisphaerium” y el recién estrenado “Exodromos”) y otro para de demos y singles. De ellos, fueron cayendo los temas que dieron cuerpo a su show. Canciones como “Nucleon”, “The Nonlocality Trilemma” o “Geodesic Drome” sirvieron para hacerse valer e intentaron un buen final con “Ylem” (precisamente como novedad de su nuevo disco) y “Techkinox Wormhole”.

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Lo que más me echó atrás en el show de Wormed fue precisamente la voz de su cantante Phlegeton. Era extremadamente gutural, e-x-t-r-e-m-a-d-a-m-e-n-t-e. Creo no haber oído algo parecido nunca en directo. Tan brutalmente sucia y pútrida que no la entendí. Y no me refiero a la letra, que eso ya damos por hecho de que era literalmente imposible, sino a que una entonación tan exagerada creo que termina por no ayudar en hacer que el público conecte con los temas.

 

En fin, me gustaría haber disfrutado bastante más de la música de Wormed, pero mis preferencias personales no me lo permitieron. Espero que otros sí y os sugiero que, al menos, les echéis un oído a algunas de sus canciones pues, a pesar de todo, es bueno apoyar a las bandas emergentes de nuestro país.

 

Iban pasando las horas y, con ellas, las bandas. Les llegaba el turno a los suecos de General Surgery, que se subieron al escenario ataviados con trajes de enfermeros blancos, pero cubiertos por chorreones de sangre (suponemos que falsa). Un espectáculo un tanto “cruento” al principio, pero que al cabo de unos minutos, con el paso de  “Restrained Remains”, “final Excarnation” o “Necroticism” (todos ellos de su último LP “Corpus In Extremis: Analysing Necroticism”) ya se vio como algo “bastante normal”. No obstante, por las letras que tratan, General Surgery no dejan de hacer más que lo propio que “nuestros” Haemhorrage.

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En su sonido no resultaron tan crudos, no al menos como otras bandas que en la noche descargaron más Grind. General Surgery se decantaba más por un Deaht (o Brutal Death) con reminiscencias a Carcass (cómo no) o Exhumed. También con The County Medical Examiners, con quien compartieron un Split donde también aparecía “Decomposer” (como en esta noche). Con “Necrodecontamination” o “Virulent Corpus Dispersement” dejaban entrever estos gustos, saturando otra vez la sala de público.

 

Entre los espectadores se adivinaban algunos aficionados concretos de la banda de Joacim Carlsson, llevando mascarillas médicas o marcas de sangre por la cara para apoyar el show del grupo.

 

Las guitarras del propio y orondo Joacim y su colega recién llegado Tobbe ahondaban en la historia misma del género. Unos riffs que en su día podrían haber engrosado la cuenta de formaciones como los propios Dismember.

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General Surgery y su cantante Erik destripando las letras con inquina y voz malsana, grave y genuinamente Death, para coagular temas como “Slithering Maceration Of Ulcerous Facial Tissue” o “Grotesque Maceration Of Mortified Flesh”, del aclamado EP “Necrology”. Así como ”Like An Ever Flying Limb” o “The League Of Extraordinary Graverobbers” en un repaso de una discografía que les lleva por los escenarios desde hace casi un cuarto de siglo y donde se encuentran un buen puñado de demos, splits y un par de largas duración.

 

La banda se completa con el bajo de Andreas (que hace las segundas voces) y el percusionista Adde, en una sección rítmica densa y que apuntala a conciencia canciones como “Ambulance Chaser”. De todos modos, creo que lo que pone en valor la música de General Surgery es realmente la labor de las guitarras, con riffs y buenos alardes dentro de las canciones, potenciando la música en general y haciendo un buen marco para la voz de Erik.

 

Cuando pensamos en el Death Metal europeo o incluso concretamente en el sueco, seguramente se nos vengan a la cabeza unas cuantas bandas antes que General Surgery. No obstante y por lo visto en esta ocasión (que era la primera para mí) creo que el nivel musical y de compromiso a la hora de tocar resulta muy relevante y todo un ejemplo. General Surgery me gustó bastante y, sin olvidar que el temperamento nórdico es sencillamente distinto al nuestro mediterráneo, se aclimataron lo necesario para agitar y responder a una plebe exigente dentro de la Rock City.

 

Las últimas dosis suministradas por estos doctores suecos fueron de “patentes externas”. O sea, unas covers donde rindieron homenaje a formaciones con mucho fondo dentro del Death: “The Day Man Lost” de Carnage y una magnífica “Maggots In Your Coffin” de Repulsion. Acabando con el listón por todo lo alto.

 

El turno le llegaba a Prostitute Disfigurement, con Niels al frente y escoltado por las guitarras de Martijn y Frank, Patrick al bajo y Michiel de batería.

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Desde Holanda para dejarnos muestra de un Brutal Death con unas letras sumamente depravadas desde la inicial “Freaking On The Mutilated” de su tercer disco “Left In Grilsy Fashion”.

 

Desafortunadamente el arranque contó con unos problemas de sonido que hicieron que en los primeros minutos de su tiempo no pudieran aprovecharse debidamente los solos de guitarra. Pero bueno, el resto de los 45 minutos sirvieron para recorrer el citado “Left In Grilsy Fashion”, el precedente “Deeds Of Derangement” y el más actual “Descendants Of Depravity”; así que se olvidaron de su LP debut “Embalmed Madness”, para decepción de algunos.

 

“Torn In Bloated Form”, “In Sanity Concealed”, “Insides To Expose” o “Postmortal Devirginized” dieron rienda suelta a una batería desbordante de ritmos muy duros como base a las grandes guitarras de Frank y Martijn. O la voz madurada de Niels, en plena consonancia con el sonido del resto de Prostitute Disfigurement.

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Por otro lado, me pareció que la actitud durante su tiempo resultó la más fría de entre las bandas reunidas en esta jornada de Pentagram Fest. Me llamó la atención que fueran estos neerlandeses más introvertidos que los suecos, por ejemplo. Ciertamente se hubiese agradecido un poco más de interacción, ya que el público se hallaba muy metido en el ambiente. Eso sí, con unos 45 minutos de tiempo sí que apremiaron para que les cupiesen “Gay Bar Massacre”, “Postmortal Devirginized” o dos temazos como una aclamada “She’s Not Coming Home Tonight” y la trallera “The Sadist King And The Generallissimo Of Pain”.

 

Como músicos no había nada que reprocharles. En su Death Metal se apreciaba una notable influencia de Morbid Angel. Así que, puestos a tener referentes, pues mejor ir a los más grandes, ¿no? Cualquier fan de los de Florida estarían encantados con los riffs que se marcaron estos chavales en un contexto algo más brutal que aquellos.

 

Y con el ambiente de la sala plenamente caldeado a base del Death Metal que había sonado durante todas las horas anteriores, llegó el momento de los cabezas de cartel.

 

Vomitory se presentaban como el gran reclamo para esta tercera edición del Pentagram Fest. Más aún cuando habían avisado unos días antes que la historia de la banda llegaba a su fin; después de casi un cuarto de siglo de actividad, disolverían la banda para dar por terminada esta aventura. Toda una pena porque Vomitory ha llegado a grabar discos impecables durante estos años, haciéndose acreedores de la fama que los situaba entre las grandes bandas de la historia del Death Metal sueco.

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Imagino que para despedirse de España, quisieron rememorar toda su trayectoria y, pese a contar con un buen número de LP’s, hicieron por tocar algo de todos ellos. Incluidos los más pretéritos como “Raped In Their Own Blood”, “Redemption” y “Revelation Nausea”. Discos ciertamente geniales presentes con “Perdition”, “The Voyage” y “The Corpsegrinder Experience”, respectivamente.

 

Con las guitarras de Urban partiendo el bacalao para que la gente se deleitara con sonidos genuinamente deathmetaleros. Un estilo coetáneo y comparable al de sus compatriotas Grave o Unleashed con el que se han hecho un sitio en el mundillo a lo largo de varios lustros. Urban acompañado de su inseparable Tobias Gustafsson en la batería y con Erik a la voz y al bajo. Peter remata la formación con la 2ª guitarra.

 

Por supuesto, con lo vivido en las horas previas y siendo la banda final, la concurrencia aprovechó para entregarse a los últimos temas de sonido extremo. Con una banda de gran nivel y que, a la sazón, sería el último concierto que nos ofrecerían. Todo un cúmulo de circunstancias que, a pesar de una puesta en escena bastante sobria, bastaba para que se tratara de disfrutar de cada nota.

 

El Death Metal “made in Karlstad” siguió repasando discos con “The Carnage Rages On”, de su álbum de 2009. También “Regorge In The Morgue” de “Opus Mortis VIII”. Tal vez menos aplaudidas pero casi con la misma garra.

 

No olvidaron “Terrorize Brutalize Sodomize”, con la homónima en uno de los momentos estelares de su show. Más moshing y headbanging en la sala para recibir la traca final a cargo de (cómo no) “Chaos Fury” y “Blood Rapture”. Un éxtasis que representaban las que pudieran ser las últimas notas que oigamos de mano de Vomitory en directo.

 

Una pena el que desaparezca una banda tan insigne como esta, pero al menos nos quedan estos buenos momentos en la memoria.

 

En resumen, Cliteater resultaron para mí la sensación de la velada (con el permiso de los propios Vomitory) gracias a su propuesta enorme de música y un espectáculo incitante, excitante y hasta indecente con el que el público se volcó como pocas veces he visto en una sala. Pero el resto del elenco, con la energía desbordante de Altar Of Giallo y unos excelentes General Surgery, el buen hacer de Prostitute Disfigurement, la técnica de Wormed y la sensación que siempre supone ver a Vomitory (más aún en su despedida), consiguieron que valiera mucho la pena el formar parte del III Pentagram Fest aún como espectador.

 

Mi enhorabuena como siempre a Pentagram Prod. por una apuesta arriesgada en estos tiempos que corren, pero sobrada de calidad y bien organizada. Y las gracias a un público que estoy seguro que dejó encantados a los grupos por la respuesta. Esperamos impacientes la próxima edición.

 

Nos vemos en la próxima.

 

Salud!

 

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