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Costa de Fuego, año uno. Jornada del sábado

Poradmin

Oct 10, 2012
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Arrancaba la segunda jornada del primer festival Costa de Fuego con un cartel mucho más interesante para mi gusto que el del día anterior. De hecho para mí esta jornada musical empezaba pronto.

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A las 5 en punto de la tarde me acerqué a la puerta de acceso, que estaban abriendo en ese instante y en la que ya había una cola de unos 100 metros (sin exagerar) de peña esperando. Esperando exactamente a coger las mejores posiciones frente al escenario principal para el concierto de Marilyn Manson. No había dudas; por la indumentaria de muchos de ellos quedaba claro.

Entré y me di un pequeño garbeo por todo el recinto, incluyendo la amplia oferta de comidas de mucho tipo (vegetariana, carnívora, exótica, típica…) y una extensa zona de mercadillo, aunque aquí la variedad no era tanta y muchas camisetas o merchandising se repetía de un tenderete a otro. Por otro lado también había un stand oficial con camisetas algo caras, pero es lo que suele pasar en los festis con los productos oficiales.

En fin, que aproveché para merodear con una bebida en la mano mientras ya habían arrancado los primeros del cartel en el escenario “Black Bikini”: Feed The Rhino. Un grupo británico de Rochester al que no conocía previamente pero que me sorprendieron muy gratamente con su estilo Hardcore Rock profundo y embrutecido.

Ya digo que no les presté precisamente toda la atención pero cuando arrimé la oreja me vi sorprendido por estos cinco chicos en apariencia no muy rudos pero que descargaron tralla de lo lindo.

No diré que fuese el concierto del día ni mucho menos, pero creo que cuando una banda arranca una jornada debe encararse al hándicap con todo, con toda la fuerza que puedan dar a través de su música. Sinceramente creo que consiguieron que los pocos asistentes a su concierto se vieran recompensados con una enorme descarga de energía por parte del quinteto.

Me fijé que, de hecho, había un par de bandas más tras el escenario viendo la actuación de Lee, Sam, James, Oz y Chris (voz, guitarras, bajo y batería respectivamente). Supongo que tomaron buena nota de lo que hicieron los ingleses.

El setlist repasó básicamente sus dos últimos discos “Mr. Red Eyes” y “The Burning Songs” con una buena mezcla de guitarras rockeras y dosis de crudeza Hardcore para ir espabilando a los que se atrevían a enfrentarse al sol de la tarde. Seguramente los que estaban ya encaramados a la valla del escenario “Costa de Fuego” hubieran pasado mejor el rato si se hubiesen dado un paseo por donde tocaron Feed The Rhino.

“Flood The System”, “Nothing Lost”, “Left For Ruins” y “Fountains” fueron los temas de “The Burning Songs” y “Mr. Red Eyes”, “Empty Mirrors” y “The Butchers” los de “Mr. Red Eyes”, pero seguramente que cualquier otra elección hubiese metido el mismo ruido en las orejas de los aventurados.

Para mí, un buen recital para ir poniendo las pilas a los madrugadores y que compensó con creces el hecho de empezar a desgastarse tan pronto.

Luego vendría el turno para un grupo al que tenía unas enormes ganas de ver. Me parecía increíble que aún no les hubiese visto en directo y hoy resolvería esa pega. Me refiero a Adrift, el fantástico cuarteto madrileño de Stoner del que tenía unas inmejorables referencias en cuanto a su directo y que, además, cumplieron mis expectativas.

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Adrift resulta de lo más destacado dentro del panorama musical rockero español, más allá de los grandes nombres por todos conocidos. Tal vez se muevan en un mundo más underground, pero ahí son uno de los pesos pesados. Así los tenía considerados tan sólo habiendo escuchado su fenomenal Lp “Monolito” y el famoso split “Waterloo”. Ahora, habiéndolos visto en vivo, no cabe duda de que estamos frente a una gran banda de este rollo que es el Rock.

La puesta en escena no podía ser más sobria, con la banda sobre el escenario, sin moverse demasiado y enfrascados al 100% en esa música distorsionada que mana de las guitarras de Jorge y Macon al son de la fortísima base rítmica del bajo de Dani y, sobre todo, la batería de Jaime.

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Me encantan los grupos con una batería fuerte. Creo que, además del guitarreo consistente, es la base fundamental de una buena pieza de Rock. Y sin duda que Jaime le arrea a base de bien al modesto set de batería que tenía montado. Se ve que para tocar bien no hace falta mucha parafernalia.

Ya digo que Adrift son una banda que toca genial y que, tras la desaparición de mis estimados Moho (por cierto, presentes en la camiseta del barbudo Macon), seguramente son la baza nacional más fuerte que juegue el Stoner, Sludge, Rock Metal, Metal Experimental o como narices quieras llamar a esto que hacen.

Acaban de sacar su segundo larga duración “Black Heart Bleeds Black” y lo están promocionando de la mejor manera posible: tocando en directo por todos lados. Desde luego prefiero esto mucho antes que la saturación de publicidad. Además es donde se demuestra la valía de un grupo de verdad.

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Aquí, en esta primera edición del Costa de Fuego también vinieron a demostrarla. Se dejaron caer con “Wolves Searching Dams” y precisamente “Black Heart Bleeds Black” para acercarnos su reciente obra. Como digo, unas fenomenales guitarras que destilaban energía y unos riffs acojonantes al son de los ritmos fortísimos de batería y con la voz de Jorge que se me antoja como un instrumento más, sin la presencia tan notoria que suele tener en cualquier banda.

La voz a base de baladros casi ininteligibles resultaba más un acompañamiento de la música que al contrario. Esto no es nada negativo sino, más bien en este caso, al revés.

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Tampoco había mucho tiempo que perder porque el dado a Adrift no era demasiado. Unos 45 minutos que aprovecharon para seguir repasando su último disco con “Mallet Man” y “Long Nails”. Por cierto que de la primera incluso se ha grabado un videoclip al que os recomendamos que echéis un vistazo.

En fin, ahí siguieron dando caña y tocando con fuerza más que velocidad, con un toque Groove que, bien empleado, es capaz de enfatizar mucho la música del grupo.

Por cierto, “Mallet Man” no fue elegido para el videoclip por nada. Creo que sonó algo más accesible, más pegadizo o más limpio (como prefiráis) con el público.

El público no fue muy multitudinario que digamos. Un puñado de gente, pero volcados con la banda. Alguno parecía que venía a ver a Adrift y nadie más, cosa que les honra.

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En fin, poco más que contar y que no sea repetirme. Buen Rock y una gran banda que, más allá de los estupendos discos de estudio, se merecen ser vistos en directo que es donde se vuelcan con todo. Así lo transmitieron e incluso lo dijeron cuando finalizó su tiempo y Jorge dijo al público que, mal que les pesara, se tenían que marchar, aunque por ellos seguirían tocando todo el día. Yo esto seguro de que así sería y creo que de esto deberían aprender muchas grandes bandas que a veces parecen ir a cumplir el trámite y llevarse la pasta (y que no mencionaré ninguna porque va a ser peor…).

A continuación fui a cambiar de escenario para ver a uno de los platos fuertes del día, aunque tocaban bastante temprano para lo que me esperaba. Se trataba de In Flames, pero aún me dio lugar a ver los dos últimos temas del grupo que les precedía: los Metalcore Architects.

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De esta banda inglesa sólo había oído su disco “The Here And Now” y, francamente, no me había gustado. No obstante me quedé a ver el final de su actuación a base de “Early Grave” y “These Colours Don’t Run” (esta última de su reciente “Daybreaker”). El caso es que en directo me transmitían bastante más que en disco.

La verdad es que se movían mucho y parecían desbordar energía. Se notaba una chispa que no encontré en estudio. Con todo, había gente que se lo estaba pasando muy bien con ellos.

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El asunto es que finalizó el tiempo de Architects y llegó el de los suecos. Lo cierto es que ya apenas queda de aquella banda de Death Metal que apareció en la escena con el “Lunar Strain” y el “Subterranean EP” bajo el brazo. Sí es cierto que en su despegue comercial del “Jester Race” ya contaban entre sus filas con Anders y Björn, aunque ha sido cuando la formación se ha estabilizado (a partir del “Colony”) cuando han conocido el verdadero estrellato. Sí es cierto que su sonido ha ido cambiando paulatinamente desde los años 90’s más Deathmetaleros, pero esa estabilidad en la line-up de la banda parece que les ha ayudado a encauzar una búsqueda más personal de su sonido a la vez que han conseguido una incesante oleada de seguidores por todo el mundo.

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Así se presentaron sobre el escenario y arrancaron la hora con la que contaban con “Cloud Connected”. No es que se trate de un prodigio compositivo, pero hay que admitir que quizás sea uno de sus cortes con más gancho para arrancar un concierto. En mi opinión y con las circunstancias del tiempo y la hora, fue un acierto para animar al público desde el primer minuto.

Tras él, breve presentación por parte de Anders ante su público antes de marcarse el single “Trigger”. También muy contundente en el sonido y genial para seguir enganchando al personal.

“Alias” y “Delight And Angers” también se oyeron, aunque con un ritmo menos cañero que las previas. Además empezaron a hacerse patentes unos sensibles problemas de sonido que hacían que a ratos dejaran de oírse la voz o alguna guitarra. Los técnicos no pararon de currar para intentar solventarlos pero me temo que el cabreo que se pillaron algunos espectadores por no poder oír bien a In Flames no pudieron evitarlo.

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Otra pequeña parada para que el grupo se recompusiera dio paso a “Fear Is The Weakness” y “Only For The Weak”, donde Anders tuvo el puntazo de pillarle la cámara a un chico que andaba por las primeras filas y grabar un video desde el escenario mientras la cantaba. Luego le pidió que lo colgara en youtube:

http://www.youtube.com/watch?v=8ndTk7K2Siw

Lo cierto es que, más allá de los inconvenientes técnicos, la banda respondía bastante bien. Los músicos no llevan unas pintas tan heavys quizás como hace unos años, pero parecen arreglársela bastante bien para seguir dando un buen espectáculo y con una actitud muy positiva a la hora de tocar.

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Niclas y el barbudo Björn muy solventes en las guitarras. Sin grandes punteos ni alardes virtuosos pero manteniendo la intensidad en unos temas que, por otra parte, son muy pegadizos en su mayoría con los ritmos. Por ello es importante la base rítmica impuesta por Daniel en la batería y Peter Iwers en el bajo.

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La siguiente fue “The Mirror’s Truth”, siguiendo con una tónica que haría descargar en esta tarde canciones de los últimos cinco discos de In Flames (los editados en el siglo XXI), a excepción del “Only For The Weak” del “Clayman”. Se pasaron por el forro los estupendos discos de los 90’s. También es cierto que no hubo tiempo ni para lamentarse por ello porque entre el concierto breve y que lo que presentaron dio bastante buen nivel, pues no creo que sus fans salieran decepcionados (aparte del dichoso problema con el sonido, claro).

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Pues sí, a base de ritmos muy marcados y riffs contundentes pasaban los temas con un Anders que supo ganarse beneplácitos del respetable público con algunos detalles y, sobre todo, con su trabajo en la voz de cortes como “Where The Dead Ships Dwell” (en esta me pareció especialmente lucido) o “Deliver Us”. Estas precisamente para presentar su último Lp “Sounds Of A Playground Fading” del año pasado.

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Y con todo esto llegamos al final. “Quiet Place” y “Take This Life” sirvieron para rematar la faena a base de las consabidas guitarras duras y los ritmos atractivos con los que In Flames ha forjado su historia de casi 20 años.

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Eché de menos temas como “Episode 666”, no lo voy a negar, pero creo que dieron buena cuenta del tiempo del que disponían y también me dejan con más ganas de verlos en una próxima ocasión, a ver si entonces puede ser que la toquen.

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Y según se acercaba el atardecer, el escenario “Costa de Fuego” cambiaba el equipo de los suecos para subir aún más si cabe de latitud. Hasta Finlandia para esperar a los Nightwish.

Pero antes me di un paseo hasta el tercer escenario. Mi única incursión al “Jack Daniel’s Stage” para ver a Toundra.

Si me encantaron Adrift en su concierto, estos madrileños no iban a ser menos. Desde que oí su enorme primer disco (“I”) tenía ganas de verlos en directo para saber si tocan tan bien en vivo como lo hacen en estudio. Cierto que su segundo disco (“II”) me llegó algo menos, pero la calidad de la banda estaba ahí y requería ver un directo de estos Toundra porque intuía que era acojonante.

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Y lo fue. Cierto que el hecho de que sea un grupo instrumental puede hacer que alguno tenga reticencias para escucharlos, pero considerar esto sería todo un error. Con un line-up compuesto por dos guitarras (Esteban y Víctor), bajo (Alberto) y un batería (Álex) se trazan unos temas como el “Tchod” que abría su disco “II” y que servía para igualmente arrancar su show de hoy. Un tema más bien breve que creo que sirvió para calibrar el sonido y templar un poco los ánimos en este escenario “Jack Daniel’s” que, al estar cubierto, requería un poco más de cuidado con el sonido.

Una vez roto el hielo con la primera, Alberto estuvo toqueteando la pequeña mesa de mezclas que le acompaña sobre el escenario y con la que prepara cada canción, para arrancarse a continuación con “Magreb”, también de “II”. Aquí ya sí dieron cuenta de su potencial con un tema largo y donde las melodías resultan envolventes y cautivadoras, con un gran trabajo de guitarras. No creo que la voz hiciera falta alguna en temas como este donde los instrumentos de por sí son capaces de captar y mantener la atención del espectador. Para ello también se cuenta con la gran labor de la batería imponiendo el ritmo y un bajo que crea la atmósfera grave en la que desarrollar esta música.

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Creo que Toundra consiguen un Rock muy genuino, bien elaborado y muy agradecido a la escucha. Seguramente mucho menos directo de lo que se estila para bandas que buscan una gran repercusión pero con una calidad innegable. Quizás por ello, y aún estando en el tercer escenario, se congregaron un buen número de espectadores que sobrepasaron con creces las dimensiones de la carpa y se apostaron en las inmediaciones para oírlos.

Tras los rutinarios ajustes en la mesa de mezcla, Toundra siguió con su repertorio en el orden del tracklist de “II”, pues la siguiente sería “Zanzíbar”. Más breve pero en la misma tónica de ritmos evolutivos que acaparan la atención y donde cada miembro parecer hacer valer sus aportes. Creo que en esta encontré más distorsión en las guitarras.

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En fin, la siguiente “Danubio” dejó de manifiesto que se estaban marcando su segundo disco en exclusiva. Como dije antes, me gustó más su disco “I” y además acaban de presentar su tercer álbum “III”. De ninguno cayó nada, pero bueno. Si tenemos la oportunidad de verlos nuevamente esperemos que diversifiquen el setlist un poco más.

Con “Koschei” en marcha me tuve que marchar. Estaba a punto de arrancar el tiempo de Nightwish y creía conveniente recoger la crónica para ofrecérosla. Y, además, sólo podíamos hacer fotos durante las 3 primeras canciones por lo que tenía que andarme puntual.

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En fin, con algo de pena por no poder terminar de ver a Toundra en lo que estaba siendo un concierto sensacional, me dirigí hacia el “Costa de Fuego Stage”. Entonces vi que el montaje de los fineses aún se estaba terminando y no había salido la banda a escena. Aproveché entonces para poner la oreja en el “Black Bikini” donde era el turno de Rolo Tomassi.

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Rolo Tomassi son de Sheffield (Inglaterra) y hacen Mathcore (o tal vez Jazzcore). Personalmente no los conocía hasta pocos días antes del festival, cuando les eché un vistazo por youtube. La verdad es que el estilo se me hacía difícil de digerir. Una música con cambios de ritmo bastante complejos y casi anárquicos que, para alguien acostumbrado al Metal más tradicional como yo, se le escapaba de los esquemas.

Aun así me recomendaron que los viera en directo y así lo hice. Estaban tocando “Old Mystics” y tengo que confesar que me volvieron a sorprender para bien. También hay que ver que este es un tema bastante accesible dentro de lo que es su estilo. Seguramente el setlist lo escogieron pensando en captar la atención de la mayor gente posible.

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Pues bien, lo que me llamó la atención de Rolo Tomassi en directo es, primero, la energía que desbordan y la fuerza con la que abordan los temas. Se ven cinco chicos jóvenes y bastante atrevidos haciendo, además, un estilo Core que requiere de bastante ímpetu a la hora de tocar en vivo.

Otro de los detalles a destacar, por supuesto, es la presencia enorme sobre el escenario de su cantante femenina Eva Spence. Una muchacha con apariencia de no haber roto un plato en su vida, de melena corta rubia y enfundada en un ceñido traje negro. Para nada daba la impresión de ser capaz de ofrecer todo ese elenco de voces desgarradoras, embrutecidas y gruñidoras con las que cantaba las letras. Además no dejó de agitarse y retorcerse en el rato que los vi, encandilando y atrayendo la atención de propios y extraños reunidos frente a la banda.

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Luego Rolo Tomassi cuenta con otra voz, la de James Spence, también en términos similares a los de Eva, aunque él se prodiga menos ya que comparte las labores con el teclado.

El grupo termina de formarse con Chris Cayford en la guitarra, Nathan Fairweather en el bajo y Edward Dutton a la batería. Ellos se dedican a eso, a meter caña Core y a los brutales cambios de ritmo Jazz que definen su música, aunque creo que más en disco que en directo. Lo que les escuché me pareció más próximo al Hardcore que a otra cosa y eso lo agradecieron los aficionados, sobre todo más jóvenes y movidos.

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En fin, no puedo contar demasiado más porque al poco me fui a ver a Nightwish y tan sólo volví para el remate de los ingleses con “Tongue In Chic” y con lo que se ve que es su tema estrella “Party Wounds”, donde Eva hizo alardes de una voz mucho más dulce y calmada en alguna estrofa. De todas formas creo que valió la pena ponerles la oreja a Rolo Tomassi en el “Black Bikini Stage” del Costa de Fuego. Una banda para no parar de saltar y disfrutar de las locuras de su frontwoman.

Y mientras tanto también tocaron Nightwish. Con un montaje de escenario de lo más currado del festival. Con fuegos artificiales, cañones que lanzaban llamas y parafernalia repartida por el escenario y que destacaba especialmente en el puesto del teclista a modo de guarida casi donde refugiarse y dirigir el concierto.

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Para ir ambientando y como presentación arrancó a sonar la intro instrumental “Crimson Tide”, como ocurriera en el célebre directo “From Wishes To Eternity”. Ya desde las primeras notas se fue animando la concurrencia porque realmente había bastante expectación por parte de muchos fans de Nightwish que esperaban verlos en esta tarde noche.

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Cuando terminaron de coger posiciones y apareció toda la formación sobre el escenario, se desató una pequeña locura que se vio refrendada por una “Storytime” aderezada con pirotecnia, por si faltaba algo.

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Yo hacía mucho que no veía a Nightwish en directo. Tanto como que aún se encontraba Tarja con ellos. Y tengo que admitir que hace años escuché bastante su música (hasta que encontré otras que me atrajeron más), así que haciendo una comparación entre la voz de aquella y la de esta Anette Olzon, pues para mí no hay color. Me temo que Tarja imprimía un carácter muy particular con su voz lírica a los temas de Nightwish que para mi gusto no es capaz la señorita Olzon. No creo que descubra nada nuevo y me imagino que por la red habrá montones de comentarios referentes a la comparación entre Tarja y Anette, así que yo no voy a decir más al respecto.

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El caso es que Anette se esforzaba y a fe que puso todo de su parte por hacer un gran concierto. Realmente los acólitos de Nightwish (bastantes a juzgar por las camisetas y los atuendos sobre todo de algunas) no necesitaban mucho para saltar, corear y cantar los temas al unísono de la banda, pero los menos fanáticos pedían algo más. Anette sin duda intentó hacer el mejor show por su parte. Animada, fiestera, incitadora y muy activa en todo momento, en una actitud que realmente le honra y se agradece. Además, y al contrario que Tarja, Anette no tiene los aires de diva y se le ve mucho más cercana y simpática.

El resto de la formación un tanto por detrás en actitud, pero con algunos detalles hacia el público que este agradeció. En particular Emppu Vuorinen, como acostumbra, fue el que más se movió sobre el escenario, dejándose querer en los solos de guitarra.

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Por cierto que el setlist tuvo varias concesiones a la época de Tarja en forma de “Wish I Had An Angel”, “Planet Hell” y “Nemo” del “Once”, “Come Cover Me” del “Wishmaster” y “Over The Hills And Far Away” del EP homónimo. Anette las trató como propias y se entregó como en cualquier otra, si bien es cierto que las del “Once” creo que se adecuan mejor a su estilo de voz.

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Descartando a Jukka Nevalainen que no iba a poder salir de detrás de la batería, el que me pareció un poco despegado o menos integrado en el concierto fue Tuomas. Precisamente el corazón de Nightwish. Tal vez por eso prefiere quedar relegado detrás del enorme decorado que camufla a su teclado, sin demasiada presencia a pesar de que su nombre era de lo más coreado entre los seguidores de la banda. El tema musical lo llevó bien, como no cabía esperar de otro modo, así que nos quedamos con eso más que con el poco feeling que me pareció que transmitía.

Por cierto, Marco también tuvo sus momentos más distendidos y se atrevió con algunas bromas con sus compañeros y, sobre todo, con Anette. Más allá de darle caña al bajo y probar su voz en cortes como “Planet Hell”, se sumó a la fiesta que Nightwish proponía. Así, en general, la actitud del grupo estuvo a tono con el buen rollo que impregnaba el ambiente.

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Un espectáculo que se apoyó en el disco último y que, aparte de la canción inicial, aportó “I Want My Tears Back” (con la participación de un gaitero que subió al escenario para acompañar a la banda) y “Last Ride Of The Day”. Todas ellas precisamente enfatizadas con la pirotecnia y los fuegos de artificio preparados en el set de los fineses. Más allá de un show meramente musical, intentaron llegar al público con lo visual y seguramente que lo consiguieron para mucha gente. No fue nada excepcional (no era Rammstein, ni Kiss, ni mucho menos) pero sí estuvo animado y entretenido y con eso ya estaba bien para pasar un buen rato en esta tarde del Costa de Fuego.

Por mencionar lo menos acertado del show para mi gusto, un par de parones tras “Amaranth” y la instrumental “Last Of The Wilds” donde Anette presentó a la banda e intentó interactuar con el público. Me pareció que enfriaron un poco el ambiente que habían alcanzado.

Por otro lado, creo que la mayoría de sus seguidores salieron más o menos satisfechos con los temas, sobre todos los más jóvenes. Personalmente hubiese cambiado alguno y eché de menos algo del “Oceanborn”, por ejemplo. Pero bueno, para una hora de concierto no anduvo mal. Con una hora de show, la expectación que había y la voluntad puesta por la banda, los aficionados de Nightwish no tuvieron tiempo de aburrirse.

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Para la despedida usaron la outro de “Imaginaerum”, claro.

Y rápidamente me fui al “Black Bikini Stage” para ver a Katatonia. Con el halo de ser una banda de gran calidad musical se presentaban en el segundo escenario del Costa de Fuego entre una nube de humo que no dejó de brotar en todo su tiempo.

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Arrancaron con la melancólica “Forsaker”, con la formación alineada casi en fila sobre el escenario. No es que fueran muy dinámicos que digamos. Más bien se mantuvieron prácticamente en el mismo sitio todo el tiempo; Jonas pegado al micro y Anders, Fredrik y Mattias junto a él, dedicados a pulsar las cuerdas. Era obvio que el espectáculo se ceñía estrictamente a lo musical.

También es verdad que el estilo Doom no incita demasiado a actitudes divertidas, así que nos conformaríamos en degustar unas canciones realmente cautivadoras y que llegan a transmitir las sensaciones que inundan sus álbumes.

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Como la siguiente “Liberation”, que con la inicial “Forsaker” más “Longest Year” y “Nephilim” dieron el repaso oportuno al gran disco “Night Is The New Day”. Tengo que admitir que hubo momentos muy sugerentes en cuanto a la música, cuando sonaron las melodías de “My Twin”, por ejemplo.

Creo que la dosis de guitarra en casi todos los cortes fue bastante más palpable, estaba más enfatizada que lo que se puede oír en sus Lp’s. Anders y Fredrik contaron con bastante protagonismo destilando unos acordes y riffs muy potentes, pero también es cierto que una de las marcas de Katatonia es la “depresiva” voz de Jonas que resultaba hipnótica en melodía y cadencia a la hora de cantar.

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Confieso que en este género siempre he sido mucho más seguidor de My Dying Bride (por cierto, compañeros de discográfica en Peaceville), pero Katatonia es una banda que también ha cuidado sus producciones y parece que también sus directos.

“The Great Cold Distance” fue el otro disco bien repasado con la propia “My Twin”, una “Soil’s Song” bastante pegadiza más “July” y “Leaders” que fueron el tándem con el que remataron el concierto.

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El escenario “Black Bikini” no era demasiado grande, como ya he comentado, y lo estos tipos se veían bastante corpulentos. Jonas resultaba enorme a simple vista. De esta forma llenaban prácticamente todo el espacio, envueltos en el constante humo de hielo seco e iluminados con el juego de luces de los focos de su alrededor. Como decía antes, no creo que visualmente fuese un show nada destacable, pero la atmósfera alrededor de la banda sí remarcaba su estilo.

En cuanto al sonido, pues aquí hay que comentar alguna circunstancia que no resultó nada positiva. De hecho arrancaron con algunos problemas. La banda no estaba cómoda y en los primeros compases se notaron esas inquietudes. Luego parece que estos problemas se acuciaron hasta el punto de detener el concierto durante unos diez minutos. La verdad es que la gente no se impacientó demasiado pese a la larga espera. La banda y los técnicos intentarían hacer todo lo posible por subsanar los inconvenientes, pero el caso es que tardaron un buen rato y Katatonia tuvo que acabar por recortar un tema de su setlist para entrar en tiempo. Por cierto, el tema sacrificado fue “Evidence”.

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Aquí quería hacer un pequeño comentario acerca del problema precisamente que causó este parón. Yo no sé cuál fue exactamente la circunstancia, pero sí que estuvieron casi todo el tiempo manipulando un ordenador portátil de donde parecía venir el problema. ¡Un ordenador portátil! La verdad es que no me termino de explicar por qué se hace tan necesario un PC para un concierto de Rock. Cierto que hay muchas bandas que llevan ordenadores, particularmente acompañando a los teclados y supongo que todo eso ayuda, pero yo no termino de comulgar con la irrupción de tanta tecnología en el Rock en vivo, la verdad. No me imagino a Deep Purple grabando “Made In Japan” con Jon Lord pendiente de la pantalla de un PC o, en la actualidad, al señor Lemmy Kilmister más pendiente de un portátil que de su Rickenbacker… Lo que quiero decir es que cuando confías demasiado en la tecnología, pues pueden ocurrir estas cosas, cuando la música en vivo puede (y debe) ser mucho más directa y orgánica.

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En fin, eso es lo que hubo, aparte de “Teargas” y “Omerta” que también sonaron y que me parecieron los cortes más flojos de su repertorio. Luego “Ghost Of The Sun” reactivó de nuevo el concierto. Sonó como un trallazo antes del final citado.

Sin mucha floritura por parte de los músicos, se despidieron de su público según sonaron los últimos acordes. Agradeciendo la presencia y el apoyo, desaparecieron por el fondo del escenario para dejar unas sensaciones creo que buenas en los asistentes, aunque deseando que la próxima vez haya más suerte con el sonido.

Encarábamos la parte final del festival, aunque se acercaba la hora del plato fuerte de la jornada y, para muchos, del festival. Era el turno para Marilyn Manson.

Una enorme expectación se había creado alrededor de su actuación, con fans haciendo cola desde antes de la apertura de puertas y esperando al reverendo Manson desde entonces en las primeras filas del escenario “Costa de Fuego”, con el calor que hizo durante todo el día.

Tengo que admitir que no puedo ser un buen cronista de un concierto de Marilyn Manson. Nunca me ha atraído su música. Es más, nunca he terminado de entenderla. Así pues, el concierto de MM no me importaba demasiado, más allá de la curiosidad y del interés inicial en la puesta en escena y ver cómo sonaría en vivo. Eso sí, se ve que mi opinión no era muy compartida porque las inmediaciones del “Costa de Fuego Stage” se encontraban abarrotadas y con el público muy apretado (en el de GNR del día anterior la gente contaba con más espacio).

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El escenario estaba inicialmente cubierto con una gran cortina que acabó quitándose para que apareciera totalmente inundado de humo y con los focos alumbrándolo a la espera de encontrar a las figuras que se disponían sobre las tablas. Estas no eran otras que las del propio Marilyn, con sus secuaces Twiggy Ramirez, Fred Sablan y Jason Sutter.

A la retirada de la cortina la gente enloqueció, pero cuando sonaron las notas de “Hey, Cruel World” brotando de las cuerdas de guitarra de Twiggy y las vocales de Manson, ahí fue el delirio. Se nota que MM cuenta con acólitos muy fieles y siempre deseando disfrutar con su música.

Personalmente prefería a Opeth, que tocaría en breve en el segundo escenario, pero mientras esperé para ver cómo se marcaban “Disposable Teens”. También quería ver algo de esa famosa actitud provocadora, desinhibida, seductora y destructiva que acompaña a la figura de Manson. No sé si cabía esperar un show demoledor, hechizante o descarnado, pero el resultado (y ya digo que no lo vi completo ni estaba demasiado pendiente) fue interesante y poco más. Sí, Marilyn es irreverente por los cuatro costados y eso se nota en directo pero, o bien se controló en su actitud, o bien esta ya no es la misma de hace unos años.

De la puesta en escena cabía destacar los atuendos, incluyendo a Twiggy enfundado en un vestido como de ama de casa. Manson con un look bastante “creativo” en el pelo y la cara cruzada por una franja pintada a la altura de los ojos. Luego fue apareciendo a lo largo del show con distintos chismes (extrañas gafas, micrófono con linterna interior…) que ambientaban sus temas y les daba un toque freak más que vistoso.

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Por cierto, que alguna guarrada sí que hizo, aunque no creo que se necesario dar detalles, pero la víctima resultó el bajista Fred (supongo que debe estar acostumbrado).

No me extenderé porque no estuve dedicado únicamente al concierto de Marilyn Manson. Estuve alternando con el de Opeth y alguna visita a la barra. En fin, que del setlist me deleité con las citadas, aparte de “Love Song”, “Rock Is Dead” y “Personal Jesus”. Luego también pude oír “Sweet Dreams” y “Antichrist Superstar”. Esta última, como era de esperar, aclamada por la concurrencia cuando el reverendo Manson ocupó posiciones detrás de su famoso atril-púlpito.

Sí tengo que admitir que las covers las bordó. Creo que Manson ha conseguido crear un tema prácticamente con entidad propia a partir de una canción ajena. No creo que me equivoque si digo que “Sweet Dreams” tiene dos originales: la de Eurythmics y la de Marilyn Manson. Con “Personal Jesus” tal vez no llegue a tanto pero los arreglos le dan mucha propiedad a la versión de MM.

Como soy consciente de que no soy el más apropiado para narrar el show de Marilyn, me remito a los comentarios que muchos compañeros me hicieron después del festival. Creo que la mayoría salió más que satisfechos con lo visto. De hecho muchos coincidieron en que fue un gran concierto y que tanto las canciones escogidas como la interpretación fueron magníficas. Cierto que se quejaron del poco tiempo para la actuación (sobre todo comparándolo con el que contaron GNR el día antes), pero que en todo caso no tuvo desperdicio. También coincidieron en que fue muy visual, pero sin llegar a ser una puesta en escena cautivadora. En fin, esta es la opinión de otros, pero seguramente más fiable que la mía en este caso.

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Yo me centré más en Opeth, que tocaban en el “Black Bikini”. Supongo que cualquiera que haya escuchado alguno de los discos que Opeth han sacado en sus veinte años de carrera sabrá apreciar el especial gusto musical que poseen. Una banda que aúna el género extremo del Death Metal con un magnífico sonido Progressive y los concilian perfectamente.

Sus discos suelen ser de gran nivel pero es cuando los he visto en directo cuando me han encantado completamente. Como suele pasar, en vivo es donde uno sabe si una banda es realmente buena o no y esta, sin duda, lo es.

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Tal vez no fuese el mejor concierto de su vida, pero desde el comienzo con “The Devil’s Orchard” ya se pudo intuir que saldríamos satisfechos. Además, y como acostumbra, Mikael Åkerfeldt ejerció de maestro de ceremonias, haciendo comentarios entre canciones y dialogando con el público de las primeras filas. Unos comentarios bastante jocosos y divertidos en inglés (aunque con algún guiño castellano apoyado en los consejos de Martin Mendez) que levantaron bastantes sonrisas entre los concurridos. Sin duda puedo decir que Mikael es el sueco más gracioso que he oído. Es más, comparado con el resto tal vez Mikael sea el más gracioso de Suecia…

“I Feel The Dark” continuó el recital con las guitarras del propio Mikael y Fredrik Åkesson manejando melodías magistrales y con los constantes cambios de ritmo típicos de la música de Opeth, alternando pasajes muy Prog con otros brutales y, todo ello, con las magníficas voces (más limpia o más gutural) de Åkerfeldt de acompañamiento.

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Tampoco olvidarnos de “los Martin” (Mendez y Axenrot) al bajo y batería. Opeth necesita en todas sus líneas un auténtico virtuoso para trasladar sus partituras al directo.

Realmente Opeth vale la pena verlos. Sabiendo que no va a ser un show muy visual pero que musicalmente estaremos ante un grupo de los grandes (y además te reirás un poco con los comentarios del frontman).

“Miguelito”, así coreado su nombre por los fans, Mikael acabó preguntando “¿Miguelito es por mí…?”

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Luego llegó “The Lines In My Hand”, en lo que resultó una terna inicial dedicada al último trabajo de los suecos “Heritage”. Por cierto, aquí con un arranque de bajo sensacional y una guitarra con momentos “muy castizos”, digamos.

La segunda mitad del show la dedicaron a hacer un breve repaso a discos anteriores, como el “Watershed” con “Heir Apparent” o “Ghost Reveries” con “The Grand Conjuration”. Temas estos un poco más crudos que los previos y de sonido más bruto. Soberbios en cualquier caso y con igual acogida por el público que creo que anduvo bastante contento y enganchado con todo lo que ofreció Opeth.

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Por cierto que también añadieron un gran detalle en forma de un tema extra que, por lo visto, no tenían preparado tocar en el setlist. Mikael anunció “Demos Of The Fall”, directamente desde “My Arms, Your Hearse” y la banda terminó de colmar las expectativas de sus fans que enloquecían con el show.

Para ir terminando proyectaron “Deliverance” como remate a un show donde cada músico intentó cumplir con la expectación que siempre causa Opeth, esperándose lo mejor de ellos en directo.

Sin mucha ceremonia se despidieron. El resto de la banda bastante parcos en palabras y gestos, pero Åkerfeldt (enfundado en una camiseta del “Bark At The Moon” de Ozzy) sí nos remitió a una próxima gira de Opeth donde darían aún más caña. Gira a tener en cuenta, claro.

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Pues así iba a finalizar este Festival Costa de Fuego para mí porque ya andaba bastante cansado y, la verdad, Hamlet ya los tenía bastante vistos para pasar aún más tiempo de pie. Me marché a reponer fuerzas y tomar unos tragos de cerveza antes de marcharme pero resulta que, tocando Cancer Bats en el escenario principal, me apeteció verlos como colofón a un magnífico fin de semana.

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Llegué con el show ya iniciado y sólo pude ver la mitad de este. No había ya demasiada gente pues los grandes nombres ya habían tocado, pero aún quedaba un reducto de gente (sobre todo jóvenes) con más energía y ganas de disfrutar de la propuesta Hardcore de estos canadienses.

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“Sorceress” fue la primera que oí. Un tema corto y lleno de rabia, con toques Punk también presentes en buena parte de su música para rematar las fuerzas de los congregados.

La siguiente “Let It Pour” se puede decir que siguió exactamente el mismo guión, con su frontman Liam corriendo y saltando por el escenario y contaminando de esa furia musical a sus compañeros en las cuerdas Scott (guitarra) y Jaye (bajo) que, además, le secundan las voces. El cuarto miembro es Mike y le arreaba bastante fuerte a la batería para imprimir ritmo a temas como “Old Blood”, donde creo que Liam se lució especialmente.

Consiguieron formar un circle-pit casi continuo en el rato que estuvieron sobre el escenario. Es más, cuando este parecía diluirse, Liam animaba a volver a formarlo y así acababa pasando.

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De su discografía sólo oí temas de dos discos: “Hail Destroyer” y “Dead Set On Living”, editados con cuatro años de diferencia pero que en directo sonaron igual de potentes y directos. Realmente era un concierto para moshing y seguramente que si hubieran tocado más temprano, se hubiera armado una buena.

“Lucifer’s Rocking Chair”, que sonó más densa y con menos agitación, y “Road Sick” fueron otros de los temas elegidos para descargar y que las guitarras se agitaran al son de los cuerpos de Scott y Jaye en movimientos compulsivos que se transmitían al público.

Por momentos me recordaron a la actuación de Rolo Tomassi que había visto unas horas antes. Supongo que por ello acabaron compartiendo un splits por 2.009 o allá.

El último rato del concierto, para rematar a los más intrépidos del mosh-pit, fue a cargo del fulminante Hardcore de “Hail Destroyer” y “R.A.T.S.”, pero no sin antes marcarse una cover sensacional de una banda a la que se nota que tienen aprecio. Esta no era otra que “Sabotage” de Beastie Boys, con una progresión en las guitarras que consiguió levantar ánimos aún a estas horas de la madrugada.

Y poco más. A las tres y pico de la madrugada del sábado ya no quedaba mucho más de qué disfrutar porque a las cinco echaban el cerrojazo al recinto. No obstante, el amigo Pirata (sí, el locutor de Rock FM) estaba pinchando los éxitos más conocidos del Rock & Heavy en la carpa del “Jack Daniel’s Stage” y aún se podía echar una birra oyendo algo de música por allí.

Como veis, no hubo desperdicio en este Costa de Fuego Año Uno. Al contrario, resulto toda una bocanada de aire fresco en un panorama musical que en los últimos años ha sufrido bastante en España. Con cancelación o reducción de jornadas en festivales, festivales que no alcanzan el nivel esperado, progresiva pérdida de asistencia… En fin, que no está siendo una buena época (bueno, para la música y para casi nada).

De este modo, el hecho de que alguien se atreva a arrancar un nuevo evento musical y además apostando por el Hard Rock y el Heavy Metal es digno de celebrar y de alabar. Aún más cuando el festival se monta y se organiza de una manera tan magnífica como este Costa De Fuego.

Obviamente el hecho de que la infraestructura y los servicios sean los mismos que el FIB (previsto para mucha más gente) que se celebró unos días antes, ayuda. Pero por eso mismo tiene el valor añadido de mantener toda esta enorme instalación y personal al servicio de los aficionados a unos géneros que nunca se ha visto demasiado apoyado en nuestro país.

Por todo ello termino agradeciendo a la organización del Costa De Fuego el gran esfuerzo y el genial servicio ofrecido durante todo el fin de semana a todos los asistentes al festival, así como el enorme apoyo que esto supone al ámbito cultural de la música Rock.

Y, por supuesto, a todos los asistente que se gastaron la pasta (en una época poco favorable para la economía) en auspiciar este nuevo evento. El primer Costa De Fuego de muchos, esperamos.

Nos vemos en la próxima.

Salud!



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