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Con Miguel Poveda, el tiempo pasa volando.

Poradmin

Abr 7, 2019
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Se presentaba en El Bosque una noche cerrada, con lluvia y viento, pero eso no fue impedimento alguno para que en la plaza cubierta de toros hubiera un lleno aplastante para ver a Miguel Poveda en su segunda aparición por el pueblo, de la mano de padel Arcos, presentando su último álbum de estudio «El tiempo pasa volando» donde hace un repaso musical a las canciones de su vida.

Las luces se apagan, el público permanece en silencio a la espera del cantante y fue entonces a las 21:41 empieza un vídeo recopilatorio de su vida musical, desde la actualidad retrocediendo a sus inicios. Envuelto en un gran aplauso Miguel aparece cantando «Yo quisiera ser muy libre» como una declaración de intenciones para iniciar el concierto, el público de las gradas laterales, al finalizar la canción lo reclama más próximo al borde del escenario porque el recinto parece tener ángulos muertos en los extremos laterales de la grada, Miguel los complace situándose lo más extremo del escenario para interpretar su segundo tema, mostrándose muy cercano cantando «Ni contigo ni sin tí» y el público lo agradece acompañandolo por palmas, al finalizar el tema dedica unas palabras de agradecimiento y transmite que tenía muchas ganas de volver a El Bosque, donde anteriormente fue muy bien recibido.

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Cuenta de que va éste último proyecto, donde ya de niño su juego era la música y ha querido celebrar sus treinta años en ella y cita que tiene el cometido de hacernos volar.
Se arranca con una balada «Recuerdos de mi barrio» y nos envuelve con la riqueza que tiene en su voz, el público sigue conectando con él y lo demuestra con efusivos «Olés» Miguel Poveda es capaz de encogernos por dentro y erizarnos la piel con sus quejíos.
Miguel se sienta a escuchar a su guitarrista Jesús Guerrero y se dispone a cantar «Cuéntale una historia» y continúa con «Yo te lo digo cantando». A continuación dedica unas palabras al artista catalán El Pescailla antes de cantar «Extraños en la noche/Sabor a mi», es turno de recordar a Los Chichos, y así lo hace con «Chicheando».

Se apagan las luces, se van algunos músicos, para iniciar un bloque de raíz, de flamenco, de lo que la gente estaba esperando. En el proyector aparece una frase para reducir lo que vamos a vivir, una frase que dice «Hogar es el punto del que partimos» y partimos con un enfrentamiento, un cara a cara de sus dos guitarristas, Jesús Guerrero y José Quevedo «Bolita de Jerez» un puro espectáculo para arrancarnos por fandangos con «Ni a tiros» con el que se queda a solas con Jesús Guerrero, para seguir con una guajira «Café sabroso» la cual la canta con su compañero, Miguel Ángel Soto Peña «El Londro». Continuamos con «A Lole y Manuel», seguimos por los «Tangos de las Biznagas» el cual lo canta con sus acompañantes.

Llegó el momento mas emotivo de la noche, Miguel iba a dejárselo todo, cantando por seguirillas acompañado de José Quevedo, sin microfonar, de fondo, el sonido de la lluvia y el silencio sepulcral del respetable. Inmejorable Miguel, donde se dejó la voz, la piel y el alma para dedicarle dicho cante a su padre. Público en pie y sin parar de aplaudir.

Después de éste momento tan íntimo Miguel rompe con unas alegrías para cambiar de tercio donde las finaliza por bulerías de Cádiz.

Se nota que Miguel está a gusto y tanto que es así que nos improvisa con sus palmeros la «Oda a Walt Whitman (Fragmento) dedicadas a Federico García Lorca para reivindicar la libertad, de su penúltimo disco «EnLorquecido».
Se va acercando el final, desde el público le piden «Alfileres de colores» y Miguel se gira para sus músicos y complace, dando al respetable lo que le pide.

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Hora de la fiesta, cuando va llegando el final, llevamos mas de dos horas y arranca un fin de fiesta por bulerías donde todos cantan y bailan, hasta Diego Montoya que estaba en el público y Miguel lo invita a bailar. Parecía que ya estaba todo finalizado pero nos quedaba una pequeña sorpresa más para despedirnos, y fue con «Voy a perder la cabeza por tu amor» donde después de dos y veinte finalizó este homenaje por la carrera musical de Miguel Poveda y donde efectivamente, el tiempo, se pasó volando.

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