El pasado 8 de diciembre se presentaban en la sala Momart y en el marco del cuarto aniversario de Oh, Salvaje La Plazuela con un llenazo hasta la bandera y ya se le veía un ambiente previo festivo con chavales con cajones y cantando, o sea, que prometía la cosa y no íbamos a estar equivocados en absoluto.
Con La Ida – Intro de su último disco Roneo Funk Club abrieron los granaínos Manuel Hidalgo “El Indio” y Luis Abril Martín “El Nitro”, pero en escena no hay nadie, suena la intro y aparecen en escena rompiéndolo todo con La Primerica Helá, siguiendo así el orden fijado en su largo.
Aquello fue tremenda fiesta, además esperaba a priori un ambiente más joven, pero había de todo y todos enfocados en el disfrute y pasarla bien.
Tu palabra sería la que cogería el testigo y al terminarla fue cuando el Indio saludó al personal, tienen un rollazo que no pueden con él, un estilo único el que han creado que hace que una vez que entras en ese modo, no sales, todo cuadra a las mil maravillas, las líneas de bajo, los sintetizadores y la peculiaridad de sus voces.
Llegaban a Cádiz después de un mes sin tocar y para hacer el último bolo del año en una Sala Momart hasta la bandera arropándolos desde el minuto 0, dijo el Indio que intentan que sus conciertos sean espacios seguros y que se respetara a la gente del alrededor y no molestar mucho y sobre todo de disfrutar mucho.
Siguendo con el Roneo, le tocaría a Soulseek empezando de manera suave y acabándola por todo lo alto, comentaron sus inicios por Granada con Lunares negros, su grupo de versiones y rememoraron aquella época y que a la gente que les decía que se buscaran un trabajo serio ellos dijeron que no y a día de hoy están bastante contentos de poder decir que ahora viven de la música mejor que antes y encima solo de La Plazuela, así que la canción siguiente se la dedican a la gente que es cabezona y se da contra un muro hasta conseguir su objetivo y esa canción no era otra que Principios del XX.
La Tarara siguió recordando aquel tiempo previo a este Roneo Funk Club, recuerdan que es la primera vez que tocan en Cádiz y que les habían dicho que la ciudad era “complicadilla” pero a ellos le costaba creer eso y se estaban dando cuenta de que no era tanto y tras ese speck el primer bombazo gordo de la noche, Péiname Juana, se pueden imaginar esa sala dejándose las gargantas a ritmazo funk.
El concierto iba rodadísimo entre música electrónica, funk y toques aflamencados, allí todo el mundo no paró de cantar, La Antigua Judería pero ya cuando aquello se vino todo hacia arriba fue con El Lao de la Pena, tremendo hitazo, después de eso se levantó de nuevo con Realejo Beach y es que esabamos encarrilando la recta final de un concierto que nos supo muy muy a poco, queríamos un buen rato más y es que fue su falso final, pero Cádiz es diferente, tas pedir otras a compás de palmas por bulerías allí todo el mundo cantó el mítico pasodoble del Cádiz de la chirigota de Manolo Santander, Los hermanos Peperoni, Cádiz, pureza.
Volvieron dando la mayor de las trallas a base de solo de batería y sintetizadores, esto era una fiesta en toda regla, enlazaron con Mira La Niña y del mismo modo engarzaron los Tangos de Copera.
Y ahora si que sí, último bolo del año, ultima canción, agradeciendo a todo el equipo y asistentes y echando el resto como diría Nitro con La Vuelta.
Primera vez en Cádiz, esperemos que primera de muchas, fue una noche de mucho Roneo mucho Funk y mucho Club.
