El pasado 18 de Enero, el Columpio Asesino dio su concierto de final gira en la sala Joy Eslava de Madrid. Su último concierto, pero no por ello menos importante; la sala estaba a rebosar de gente, que esperaba expectante el comienzo del concierto…
Y a eso de las nueve, cuando el público ya se impacientaba y gritaba para que saliese el grupo, los altavoces empezaron a vibrar, y poco después el quinteto navarro hizo aparición. Ye Ye Yee fue la canción elegida para abrir, y poco a poco fueron animando a los asistentes.
Siguieron con algunos temas de sus primeros discos, engrasando poco a poco la máquina, hasta llegar a hacer que funcionase a la perfección con su Dime que nunca lo has pensado que pesar de no ser uno de sus temas más moviditos, fue coreado por todos.
En cierto momento, Cristina, vocalsita y guitarrista del grupo, se dirigió al público diciendo que no solían hablar mucho, pero que en este concierto había que destacar que era el número 100 de la gira, y por su puesto agradeció a todos su presencia.
El concierto continuó, y el grupo no se dejó casi ningún tema en el tintero, Castigadora, su canción instrumental donde Íñigo Sola salió a tocar la trompeta, Arpón de Grillos, La marca en nuestra frente es la de Caín, Corazón Anguloso, Perlas…
El punto tranquilo de la noche lo consiguieron con MGMT, cuando la bola de espejos gigante bañó rayos azules toda la sala, y la voz de Cristina cantaba las primeras estrofas. La última canción antes del bis fue Toro, una de sus canciones más conocidas, que hizo enloquecer por completo al público.
Hicieron entonces un pequeño descanso, y al volver, Cristina se dirigió de nuevo al público: “¡Ahora sí que estáis bien calientes, eh, cabrones! ¡Pues os vamos a dar más!”. Siguieron con canciones de su segundo LP, Floto, Edad Legal y Lucas 44-48, y terminaron el bis con Vamos, versión de la canción con el mismo nombre de los Pixies, un temazo que el público ya llevaba pidiendo desde hacía tiempo, gritando “¡La Muñecaaaa!” y con el que consiguieron que la gente moviese todas las partes de su cuerpo.
Un final por todo lo alto, digno de un concierto que pareció dejar muy buen sabor de boca a todos. “Bien rico, bien chévere”.