No se puede negar que vivimos una fantástica noche a nivel musical pero en estos tiempos de crisis uno tiende a valorar lo que paga y creo que 36 euros es un precio demasiado alto, que a pesar de todo, hizo tener una buena entrada a la Riviera Madrileña para recibir a Cinderella con muchísimas ganas, algo que se vio desde el inicio de la descarga de los americanos.
Para comenzar tuvimos la descarga de los ingleses Stormzone, desconocidos para mí y que me sorprendieron con un sonido resultante de combinar el metal con el rock más clásico e incidiendo en las buenas melodías que nos dejaron joyas como la exquisita “The memory never dies” y otras donde queda bien patente su vena más metalera como “Inmortals”. Me gustaron y sorprendieron ya que no me imaginaba a un grupo de este estilo para abrir a Cinderella.
Tras un largo tiempo de espera que nos sacaba de quicio teníamos a la banda sobre el escenario que nos dieron un concierto justito de tiempo que supuso un poco de desilusión , aunque en su favor debo decir que fue intenso e interpretado de manera brillante. Desde el inicial “Second Wind” con el que se metieron a toda la sala en el puño, continuando con “Push , push” y “Somebody save me”, sin duda un arranque espléndido que hacía la idea de lo que íbamos a ver durante toda la noche.
Ante las dudas de la voz de Tom Keifer sobre su estado hay que decir que suena fuerte y tremenda algo que me hizo suspirar aliviado y que no mostró ni la menor flaqueza durante su show que puede ser cortante como una cuchilla o susurrante y melódica fluyendo la melancolía en otros temas como “Heartbreak station”, uno de mis favoritos junto a “Comin Home” y el estoniano “Shelter me”. No faltaría ni uno de los temas que queríamos escuchar así que fueron cayendo, “Nights songs”, la celebradísima “Gipsy road” o “The last mile” hasta llegar a la recta final con “Don´t know what you got” que sería el broche final para una noche fantástica pero que me dejo con la pregunta de si vale la pena pagar 36 euros.
Fotos: Cristina Jimeno