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Chencho Fernández, la redención de Dadá

Poradmin

Oct 20, 2015

Siempre he pensado que una de las cosas más difíciles que un músico puede soportar es subirse al escenario y plasmar encima de él un trabajo que define todos los momentos que le destierran de su mundo más sosegado. Esos momentos que nos electrifican el vello y nos engallinan la piel a los amantes de la música en directo, son los mismos que en la piel de los músicos cuestan más. No es nada fácil envolverse cada noche en ese traje donde la fragilidad y la delicadeza aparecen para vestir nuestro corazón sin previo aviso. No es fácil desnudarse en cada canción y no perderse en ese mar de sentimientos. Lo que pudimos ver este viernes en Granada fue la consecución del dominio de esas dos caras, la calma y la tempestad fueron maltratadas por un Chencho Fernández que nos dio una masterclass de lo que significa subirse a un escenario.

            Chencho nos mostró dos formas muy diferentes de desgranar ese mar que cambia de oleaje según corren los vientos. Dos maneras de entender un trabajo que le ha dado todas las credenciales para ser uno de los discos del año. Y nosotros, que lo disfrutamos.

            La primera de las caras de Chencho fue la que nos mostró en el pequeño showcase que dio en solitario en Discos Bora Bora. Allí, ataviado de su guitarra nos envolvió en sus emociones más cercanas, aquellas que en la intimidad ganan en sinceridad y en cuerpo, allí donde el discurso se muestra más real y donde la sombra de Chencho se transforma por momentos en una sutil imagen de Waits e incluso Dylan, allí empezó la redención. Nos mostró una parte que no habíamos conocido y los pocos que nos acercamos a disfrutar supimos apreciar cada uno de los temas que allí parecieron mágicos. Los guiños a Dylan se sucedieron con una afinidad que retorcía el alma, Chencho parecía estar en sintonía y lo demostró con grandeza. El primer envite fue de claro vencedor, anticipo de la tempestad que se avecinaba.

            La segunda de las caras de Chencho fue en compañía, el grupo formado por las mismas espadas que le han ayudado en la grabación de ‘Dadá estuvo aquí’ se subió al escenario de la Polaroid pasadas las diez y media de la noche, demostrando que son un valor en alza cuando se juntan. Desde el primer momento nos dimos cuenta que aquello era totalmente diferente a lo que habíamos podido disfrutar en Discos Bora Bora, otro Chencho apareció, transformando el ambiente en una noche de rock. Empezaron con el primer single ‘El matrimonio no casa’ e hicieron en cerca de una hora un repaso extenso por todas las canciones del LP, sonaron con vehemencia canciones como ‘Muchacha Rural’ o ‘Una buena noche’ donde los riffs más feroces de Juano Azagra sonaban sin desmesura, la batería de Manolo Martienez daba forma a un conjunto que estaba meticulosamente calculado y pudimos apreciar la destreza de unos enormes músicos que sabían a que habían venido. Fue una noche llena de encuentros, de guiños y de hermandad, la de un grupo que empieza la gira de presentación con una enorme carta de buenas maneras. Uno de esos conciertos que puede pasar desapercibido entre la enorme oferta que ese día poblaba Granada pero que deja en mi esa sensación de haber estado justo en el momento adecuado a la hora adecuada. Esperemos volver a ver a Chencho muy pronto.

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