El ambiente era agradable. Carlos es un referente para mí desde hace muchísimos años, y como si de un encantador de serpientes se tratase, en cada uno de los conciertos a los que he asistido lograba tener a cada persona expectante ante sus canciones. Y en este no podía ser menos.
“En la frontera” es un disco asequible y agradable escuchar. Cada tema es imprescindible y todos juntos forman un conjunto espectacular. Así pues, nos regaló varias canciones del mismo como “No soy el único”, “Los Jugadores”, “Quiero vivir” o “Cartón en la hierba”.
Pero tampoco faltaron cortes de su anterior trabajo, “Respirar”. Pudimos disfrutar de “Flores secas” o “El tiempo”.
Poco a poco, las canciones de otros discos asomaron por el repertorio. Siempre es una sensación indescriptible oírle cantar a unos metros de ti canciones como “Semilla en la tierra” o “Seré”.
Carlos firmó, como era de esperar, una actuación sobresaliente junto a todos sus respectivos músicos. El hombre que canta y el hombre que habla rozaron el equilibrio de la perfección. Intensos y divertidos. Su repertorio atesora tanta calidad que podría deleitarnos con sus canciones durante dos horas, incluso tres.
Nunca cansas, maestro. Gracias, una vez más.