Dos balas de gran calibre se disparaban el 7 de marzo en la Rock City de Almásera (Valencia). Dos balas que se dirían fueran disparadas por el mismísimo cañón del “For Those About To Rock” de AC/DC.
El primer trallazo, del calibre ’77. El grupo de Barcelona Seventy Seven (’77) que se presentaba ante un buen puñado de fans del Hard Rock más clásico. Cierto que el número de congregados no llegaban a copar el aforo de la sala, pero una entrada más que respetable (más aún para no ser fin de semana) y con bastantes ganas de marcha obligó a la formación a emplearse a fondo.
Con la puntualidad prevista se presentó ’77 sobre las tablas, pidiendo a la concurrencia que se fuera arrimando al escenario para sentir la música y el calor del Rock mucho más de cerca.
Lo lograron, ahora sí, a fuerza de destilar un buen sonido desde el primer al último tema de su repertorio. La gente se iba entonando y acabó comulgando de buen grado con una propuesta cimentada sin tapujos en el sonido de los rockeros australianos más legendarios. No se esconden para nada en cuanto a su predilección por el estilo de AC/DC, pero es de agradecer que vayan un poco más allá del puro tributo a la banda.
No sé por qué, pero desde un primer momento creo que se notaba un buen rollo tremendo en la sala. Buena música, fans incondicionales del estilo y de diversas edades, buen ambiente aunque con espacio suficiente como para encontrarse cómodos… Creo que confluían factores suficientes para hacer de esta noche levantina un gran momento. ¿Lo menos positivo? Pues creo que la guitarra solista y la voz anduvieron un poco tapadas en buena parte de los dos conciertos.
Pues eso, ’77 en acción con la guitarra de Armand acompañando su propia voz, así como a la otra guitarra de LG. Un bajo muy sonoro a las órdenes de Raw y la batería machacante de Johnnie. Esto y una bandera con la portada de su último disco “High Decibels” frente al público expectante.
Reconozco que no estoy demasiado al tanto de la discografía e historia de ’77. Me consta que es una banda que lleva bastantes años tocando y siempre a un gran nivel, dando espectáculo por salas de media Europa, trabajando con gente importante del mundillo a nivel internacional y editando discos a las órdenes directas del Rock.
Pues bien, de las canciones que pudimos oír, creo que se contó con algunas como “Your Game’s Over”, “High Decibels”, “Meltin’ In A Spoon” o “Promised Land”. Todas con un regusto muy añejo de guitarras Gibson, bajo Rickenbacker y batería Sonor. “Gimme A Dollar” y “Things You Can’t Talk About” fueron otros de los cortes que creo que anduvieron en liza.
La constante del show de los barceloneses fueron los ritmos sencillos, marchosos, accesibles y hechos para colarse rápidamente por las orejas, con el tono y el feeling propio de las guitarras que portaban. Y, si su sonido homenajea a los grandiosos AC/DC, creo que se acercan más a la época más pretérita; la de Bon Scott, digamos.
En cuanto a la voz, nada en absoluto que objetar. Unas letras en inglés correcto, con un timbre que también tiende a aproximarse al del propio Bon, pero eso sí, no suena que sea forzado. Desde luego, no llega a ser la voz portentosa del genial sr. Scott, pero al menos y afortunadamente es la natural de Armand. Una voz muy escénica que llenó la sala rápidamente y que la hubiera llenado aún más si hubiese sonado un poco más fuerte, para mi gusto.
No podían faltar, aparte de los genuinos riffs, los solos de guitarra. Más o menos extensos en función de las exigencias o las posibilidades de cada canción. Al cargo de tales menesteres se encontraba LG en una actitud completamente Angus Young, con el desgaste que esto conlleva. Descamisado y moviéndose sobre el escenario con absoluto desparpajo, se diría por su actitud y apariencia (alto, delgado y con media melena) que LG sería un Angus en el cuerpo de Malcolm.
En cuanto a la base rítmica, como no podía ser menos en una banda tan rockera, dura y muy marcada. En particular se hacía notar la presencia de Raw con el bajo. No hablo sólo del sonido sino también de su pose bien plantada sobre el escenario, haciendo saber que el protagonismo no sólo era de los guitarras.
“Less Talk (Let’s Rock)” también cayó, junto a “Big Smoke Pig” y una anterior “21st Century Rock” que, según presentaron, hacía casi un año que no la tocaban. Era un buen momento para retomarla, por lo que se veía, y ahí la dejaron caer.
Una estupenda atmósfera se había creado en el rato que llevábamos dentro de la Rock City y de ello daba buena fe el que las proximidades del escenario ya estaban repletas de aficionados. De un amplio espectro de edades y con actitud de pasarlo bien. Más aún cuando en un momento del show LG desapareció por la puerta lateral del escenario y apareció entre el público, sin parar de tocar su Gibson, para deleite de los reunidos. Un bonito gesto, un gran detalle como lo fueron cada uno de los punteos que se marcó en la noche. Desde los más ortodoxos hasta los más desaforados y que acabaron con el propio músico revolcándose sobre el suelo del escenario hacia el final de la actuación (sí, también como lo haría Angus en alguno de sus directos).
En fin, vino a ser una hora o poco más de auténtico Hard Rock. Seguramente no se podría pedir mucho más a ’77 en cuanto a forma y fondo de su música, pero os aseguro que, para pasar un buen rato al calor de las guitarras, valen mucho la pena.
Y apenas recogían sus bártulos, ya teníamos a los suecos de Bullet apañando los suyos sobre el escenario. No se hicieron de rogar y adelantaron en bastantes minutos el arranque de su actuación, según lo previsto en los horarios.
Bullet son un quinteto con igual predilección por el Hard Rock al estilo de AC/DC. Tal vez Suecia no sea precisamente la meca de este género (tal vez uno esperaría algo más brutal de aquellas tierras) pero parece que se han hecho fuertes en la escena, sobre todo después de la edición de su cuarto larga duración “Full Pull”. Ciertamente es un buen trabajo, aunque seguramente el hecho de que hayan firmado en este último disco con la Nuclear Blast como discográfica, también tenga algo que ver en el ascenso de su popularidad.
Especulaciones aparte, son unos buenos tíos, por lo que se ve. Llevan una actitud sobre el escenario bastante más cálida de lo que también se puede suponer por su país de origen. Eso quedó bastante de manifiesto desde el comienzo, con “Into The Night” y la ola de decibelios que inundó la Rock City de ahí hasta el final del repaso (más o menos compensado) que hicieron de su historia musical.
Y es que Bullet ya cuentan con hasta cuatro discos. Reconozco que “Full Pull” es el que tengo más trillado, aunque por lo que se pudo oír en esta noche, su carrera ha ido siempre por los mismos derroteros del Hard Rock tradicional. Desde sus orígenes, a principios de siglo con “Heading For The Top”, del que extrajeron el siguiente tema del repertorio “Turn It Up Loud”.
La siguiente “Dusk Til Dawn” me resultó muy sugestiva. Además, me dio la impresión de que potenciaba las mayores virtudes de la banda. Hablamos de un par de guitarras muy potentes, con gran protagonismo y que se alternaban a la hora de puntear (muy bien, por cierto). También una poderosa voz que acapara gran parte de la atención, de textura áspera y chillona, pero en tesituras genuinamente rockeras. Una voz secundada en los estribillos por las de los guitarras.
De todos modos, las canciones fueron prácticamente todas del mismo corte. Con una base rítmica amena y marcando la cadencia para que las cuerdas (de guitarra y vocales) tomaran mayor presencia. Moviéndose en un estilo genuinamente Rock con algunas incursiones en riffs y ritmos algo más Heavy, supieron ir ganándose a la masa de aficionados que ya venían preparados desde la actuación de ’77.
“Full Pull” es el nombre de su último disco y también el de la siguiente canción. Mantenían el estilo próximo a AC/DC, tal vez un poco más duro. La voz de Dag Hell Hofer se desgañitaba por momentos con los tonos más altos y resultaba un notable contraste ver al hombre (bastante orondo y con sendas muñequeras altas de cuero y tachuelas) muy, muy estático. Además, escoltado en las cuerdas por tres tipos muy inquietos.
Las guitarras eran rítmicas y solistas ambas. Se combinaban para lucirse alternativamente en las manos de Hampus Klang y el recién llegado a la banda Alexander Lyrbo. Como digo, se cambiaban constantemente de posición y se movían mucho por el escenario, a la par del bajista Adam Hector. El batería, en su lugar (claro) y despojado de camiseta para lucir un enorme tatuaje en su pecho con el logo del “Cowboys From Hell” de Pantera.
“Pay The Price” seguía con el repaso y nos volvía a dejar esa imagen de Dag Hell inmóvil en el centro del escenario en una pose inhabitual para un concierto de Rock, sobre todo si el cantante no toca instrumento. No obstante, la gran voz compensaba con creces.
“Rush Hour”, más dura y potenciada por el punteo de unas guitarras soberbias, y que conectaba perfectamente con una “Stay Wild” que hacía honor a su nombre. Esta, fulgurante y desbordante de energía que se transmitía hacia los espectadores.
Lo cierto y verdad es que, en determinados momentos, la tensión se venía abajo con algunos parones que la banda aprovechaba para reponerse. En particular, alguno donde llegaron a hacer mutis por el foro y que dejó más de una cara “de circunstancias”. Son detalles mejorables, desde luego. Más aún cuando se encuentran con una afición muy receptiva como la de esta noche y donde se hallaron con algunos fans que coreaban y se agitaban con las melodías de los suecos. Como las de “Rolling Home”, por ejemplo.
Con buena parte del show despachado, Hampus, Alexander y Adam continuaban con su tónica de compaginar sus movimientos de aquí para allá por el escenario con el dominio de las cuerdas. Una coreografía que se veía completada con los tres llevando exactamente la misma indumentaria. Exactamente hasta en la correa de la guitarra. Un detalle muy pintoresco, sin duda.
Con bastante distorsión y una batería algo más acelerada se marcaron el tema que le da título al tercero de sus Lp’s. “Highway Pirates” fue uno de esos temas que mencionaba resultaron de los más Heavy de la noche. Una propuesta que retomaba los ánimos altos antes de encauzar la recta final del show; cómo no, muy basada en unas excelentes guitarras y un sensacional solo.
La terna final arrancó con “Rambling Man” y Hell ataviado con una capa roja que tenía precisamente la palabra “Hell” bordada (supongo que será la misma con la que aparece en el libreto de “Full Pull”). Un tema este mucho más rockero, sencillo y directo. Creo que resultó más bien un corte de transición hacia el final que encarnó “The Rebels Return”.
“The Rebels Return” me gustó bastante. No fue para nada de las canciones más rápidas, pero tenía un feeling muy especial creado a base de unas melodías muy agraciadas y un contrapunto equilibrado por una voz sensacional.
El remate no podía ser con otra que “Bite The Bullet”. Su tema insignia y el que nombra a su segundo disco. El público sí estaba volcado ya a estas alturas y coreó el fácil estribillo a la voz de Hell y las acompañantes de Hampus, Alexander y Adam. Realmente es un tema que engancha y más cuando sabes que viene a ser el colofón del show.
También es cierto que la banda no pareció volcarse mucho más en este tema que en los anteriores, aunque se vieron favorecidos cuando los ’77 se subieron al escenario para cantar el estribillo con ellos. Supieron mantener una línea bastante constante de intensidad a lo largo de la actuación, si obviamos los parones (con retirada incluida) que habían hecho en un par de momentos. No obstante, el resultado fue muy satisfactorio. Creo que la inmensa mayoría estaba de acuerdo con cómo se había dado la noche. Y, bueno, al fin y al cabo lo que importa es haber pasado un buen rato, ¿no?
El final de “Bite The Bullet” y, por ende, de su actuación fue que los tres guitarras (bajo incluido) levantaron los instrumentos vueltos del revés y pudo leerse precisamente el nombre de la canción con una palabra escrita en cada uno de ellos. No es que fuera una pasada de sorpresa, pero supongo que es su forma de acabar. Y así lo hicieron: Bullet acabaron saludando al público y retirándose agradeciendo la atención de los congregados.
Poco más, porque era jueves y la gente se retiró pronto. Algún movimiento en el stand de merchandising y en la barra para concluir la noche antes de retirarnos con los oídos llenos de Rock, que no es poco.
Nos vemos en la próxima.
Salud!