Ya conocíamos a Breis. Su anterior disco, Siempre es mañana, no había pasado desapercibido y con este nuevo trabajo había cierta expectación e ilusión por escucharlo. No ha defraudado.
Y nos encontramos a un Breis más incisivo y con menos tendencia al folk americano. En Asuntos pendientes, Breis está más melódico, los arreglos son suaves y dan, si cabe, más protagonismo a las composiciones.
Con el estallido de Hasta el final o las brillantes frases de la homónima del disco Asuntos Pendientes el disco consigue tener ritmo y congeniarnos con ese nuevo enfoque general.
Conserva sin embargo algún corte más reconocible como el bloque que se inicia con Un poco de tranquilidad así como un excelente gusto por los comienzos de canciones, antesalas perfectas a lo que luego la canción nos depara.