Impresionada, esa es la palabra de cómo me tiene este grupo tan consolidado en la escena britpop y que se les acusa de ser los culpables de que otras bandas como coldplay o keane, y con razón ya que el concierto que ofrecieron el pasado viernes 5 de octubre en la Riviera para presentar su nuevo disco: “The boy with no name”  fue una de esas actuaciones de película.

 Luces, cámara…acción! Sonando de fondo:”gonna fly now” ni el mismísimo Rocky Balboa lo habría hecho mejor, abriéndose paso entre la gente del publico, alumbrados y apuntados por el foco destellante desde el escenario como estrellas que son, subieron a escena bajo la estupefacta mirada de todos los allí presentes, con sus batas de boxeadores, envueltos en satén.  

 Una vez despojados de dichas batas, el comienzo no pudo ser mejor, un ”Selfish Jean” nos hizo a todos bailar como si llevásemos las camisetas y tuviésemos que quitarlas… Todo se movía: brazos, coletas, cigarros, vasos…nada escapó a esta canción. Una vez roto el hielo de la mejor forma posible fuimos navegando en el océano de sonidos, nuevos y antiguos, que nos envolvieron como la bata al boxeador, canciones como “Sing”, “Turn”, “My eyes” y el esperado(al menos por mi) single del nuevo álbum: “Closer” nos pusieron la piel de gallina y desafiaron nuestros sentimientos porque todos estamos deseando “get closer” acercarnos, sentir, en definitiva: vivir apasionadamente, eso si, esta vez guiados por el mejor maestro de ceremonias: Francis Healy, el vocalista, que se metió al publico en el bolsillo desde el primer momento, comentándonos acerca del culito de su swedish pianista, subiéndose a la batería para deleitarnos desde allí, hablándonos de tú a tú…

Aquello no era un concierto ¡era una interacción entre público y artista! No solo Healy parecía divertido, la barra del lado derecho del escenario se vio invadida por un Andy sediento, en busca de algo para beber, que encontró un fan dispuesto a ofrecerle un sorbito de su bebida; al otro lado Dougie saludaba sin parar, y justo cuando banda y público lo estábamos disfrutando como un niño lo hace con un helado, llego el momento de decir adiós y “gracias” en un tímido castellano…pero no podía ser, les aclamamos como hubiesen aclamado en la antigua roma a un autentico gladiador, y respondieron, fue entonces cuando ya no supe distinguir si me gusto más el concierto o los bises, porque aquí empezó el delirio: La canción que según Francis Healy fue escrita aquí en Madrid y que nos quiso regalar ya que ellos dan el 150% en sus actuaciones, pero a cambio de una repuesta por nuestra parte de entregar nuestro 150%, y es que nos animó a que en el estribillo saltásemos como nunca antes, porque rejuvenecía 10 años! Si señor, ¡al día siguiente nos sentiríamos 10 años mas jóvenes! Abstenerse los niños de 10 porque en ese caso ¡podrían morir!

Y llegó el milagro: una riviera abarrotada hasta la palmera botamos como si tuviéramos muelles al ritmo de “why does it always rain on me?” no daba crédito, miré a mi alrededor, no había nadie de aquella marea de gente que no estuviese saltando…pero aún faltaban mas sorpresas: versiones como “hit me baby one more time”( que dedicaron a todas las chicas…) o el tributo a lo que rezaba la camiseta de Francis: born to Rock, una versión del “ Back in Black” de AC-DC que tocaron magistralmente( hasta el mismísimo Angust se enfadaría)  

Como colofón final, el mejor cierre, la guinda del pastel: el grupo al completo abrazado, cantando “flowers in the wind” no se cómo explicarlo, pero en eso consiste la magia de la música, sólo hay que sentirla y dejarte llevar, en este caso por el sonido de una de las varias guitarras que sacaron a escena, el ampli “orange”, el piano sueco, la batería, las púas naranjas que sortean los de seguridad cuando la banda está ya retirada…es una atmósfera de la que nunca me cansaré. Y por cierto, hit me baby one more time para Britney, para todo lo demás…Travis.

Fotografías: Web oficial