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BENEDICTUM – “DOMINION”

Poradmin

Mar 30, 2011
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En 2.006 oí por primera vez a Benedictum y fue en un concierto. Concretamente en el Metalway que se celebró simultáneamente en Guernika y Jerez de la Frontera. El caso es que sin saber nada de ellos, me acerqué bajo un sol de justicia al escenario donde tocaban, venidos directamente desde San Diego. Os podéis hacer una idea de lo que suponía encontrarse de sopetón a Veronica Freeman sobre las tablas, enfundada en un ajustado traje negro… y encima cantando al más genuino estilo Dio! Momento memorable, sin duda.

 

Pues bien, en este artículo lo que pretendo es hacer una pequeña crítica de su último trabajo. Y si me enrollo con lo que os he contado del concierto donde descubrí al grupo es sencillamente para deciros que el recuerdo que voy a conservar es aquel. Desde luego no va a ser el de este último disco “Dominion”.

“Dominion” es muy flojo. Sencillamente. Le falta fuerza y madurez a pesar de contar con un genuino sonido de la vieja escuela, como no podía ser de otro modo en esta banda. Son unos auténticos seguidores del Heavy más clásico, enraizado y primigenio y, de hecho, así lo demuestran. El problema es que lo hacen casi como si fuesen una banda novel en vez de un grupo consagrado. Si fueran un grupo de chavales que estuvieran empezando se diría: “tienen buen fondo, pero les falta trabajarlo”.

El primer tema puede resultar muy representativo de lo que es el total del disco (de hecho, es el que le da nombre al álbum). Los primeros compases arrancan con fuerza y parece que podemos esperar unas buenas guitarras, ritmos contundentes, solos acojonantes y la magnífica voz de Veronica… pero no. Al poco el tema se desinfla, en particular a nivel musical. Queda insustancial, con unas guitarras muy limitadas y con un (para mí) exceso de teclados. El único punto fuerte resulta la exuberante señorita Freeman, cómo no.

Pues bien, como decía, este podría ser el resumen a grandes rasgos de todo “Dominion”; pero seguiré, no obstante.

El siguiente corte “At The Gates” cuenta con unas guitarras algo más curradas en un solo demasiado corto, pero que no terminan de convencer en el resto de la canción. Incluso creo que contagia a la vocalista, que acaba perdiendo garra.

En “Seer” encontramos un tema que me da la sensación de incompleto. Con genuina esencia metalera en el sonido y donde Paul Courtois se deja caer con una batería más relevante, marcando los ritmos junto al bajo de Chris Shrum. Además, Veronica se luce en la parte vocal, alardeando de sus buenos registros. Pero de nuevo las cuerdas quedan muy pobres, casi secundarias y echando muy de menos un buen punteo.

Y el caso es que al bueno de Pete Wells le conocemos unas dotes musicales de las que ha podido hacer gala en vivo y en estudio previamente. Pero es que en esta ocasión queda muy por debajo de lo que cabe esperar; más aún siendo el co-líder, co-fundador (o como se quiera denominar) de Benedictum.

“Grind It” continúa con la tónica general en la que la falta de feeling parece crónica. Este es el tema cantado más breve que encontramos y por ello yo esperaba un compendio de energía y riffs demoledores. No es así, aunque sí están todos los ingredientes de los que Judas o Helloween podrían echar mano para componer sus temas. El problema en este caso es que, sencillamente, a Wells & Co. no les sale tan bien.

Quizás sea un problema de inspiración, simple y llanamente. Parece que tienen los elementos adecuados pero no logran mezclarlos como pretenden. Y eso que en esta ocasión cuentan con el productor Ryan Green (que trabajó con Megadeth) y el respaldo de su nueva discográfica Frontiers Records, además de seguir manteniendo la colaboración de su antiguo productor Jeff Pilson.

En las siguientes “Prodigal Son” y “The Shadowlands” Veronica continúa dando rienda suelta a su magnífica voz, escoltada por los ritmos con los que la banda se siente más cómoda. Riffs más o menos solventes y unos teclados (a cargo de Tony Díaz) que podríamos decir “más puestos en su sitio”, acompañando y sin quitar protagonismo. Los punteos los sigo encontrando famélicos, aunque en “The Shadowlands” queda muy hardrockero.

También incluyen una instrumental de apenas minuto y medio. “Beautiful Pain” es un buen intermezzo, aunque tampoco aporte mucho más nivel al grueso de “Dominion”.

Hacia el final parece que se encuentra lo mejor del álbum, con un corte de cadencia más marcada, intensificado por un solo bastante más atractivo (¿parece que Walls por fin despierta?), aunque con unos cambios de ritmo que no le ayudan. El resultado general de este “Bang” es bastante bueno, el mejor del disco para mí. Quizás la presencia del bajista Rudy Sarzo (que trabajó con Ozzy, Dio o Quiet Riot) tenga algo que ver.

Contrapunto en cuanto a la intensidad resulta “Loud Silence”, con una Freeman más intimista. La música queda como acompañamiento a la voz, alcanzando la ambientación a base de teclados. Guitarras muy rockeras acaban apareciendo para asimilarse a alguna de esas bandas tipo Rock-Queens.

El disco cierra con “Epsilon”, con teclados notorios y guitarras acompasadas y con un cierto toque progresivo. Todo ello para enmarcar la espectacular voz de la frontwoman, auténtica piedra angular de la formación. Aquí sí diré que el punteo queda muy logrado. Un buen remate, al fin y al cabo.

Bueno, en realidad quedan dos cortes que se incluyen como bonus tracks. “Sanctuary” es el primero. En acústico, muy tranquilo y, aunque suena bien, se hace demasiado largo.

El segundo es un cover de Rush: “Overture / The Temples Of Syrinx”. Un excelente tema con partes y arreglos muy interesantes y donde la música y la voz comparten protagonismo casi por igual.

En fin, un colofón más o menos sugestivo para un disco sin mucho que aportar. Pasable en todo caso y donde no se explota ni de lejos el potencial que atesora Benedictum.

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