El segundo álbum de los valencianos es un auténtico bastión de hard rock (género desgraciadamente cada vez más en desuso o adulcorado) para disfrute e hilo conductor de todas las buenas sensaciones que históricamente ha transmitido el rock.
Estribillos muy pegadizos, la sensación de que los sólos llegan en los momentos oportunos y una voz creíble hacen de Electric Fuel toda una joya para los amantes (ahora también llamados nostálgicos) de un concepto de rock enérgico, vitalista y con pasión por lo terrenal.
Babylon Rockets suena a Rolling Stones y New York Dolls, huyendo de lo sofisticado y avanzando y/o retrocendiendo en el tiempo incorporando elementos de otras décadas.
La cadencia de Don´t mess around parece devolver a la inmortalidad al R´N´R mientras que temas como Bullets for the Jokers nos transporta a esa otra velocidad, más irreverente.
I said no, está concebida para ser coreada una y otra vez, tantas como a los amantes del Rock and Roll, no se cansen de reivindicarlo como patrimonio cultural histórico, presente y esperemos que futuro.