Antonio Rey natural de Badalona (Barcelona) pero afincado desde temprana edad en Barbate (Cádiz) destaca por una vida ligada a la música desde su infancia. El guitarrista, cantante y compositor cursó Educación Musical en la Universidad de Cádiz y desde joven bebió del eterno manantial gaditano que es el Carnaval.
Su carrera musical comenzó con el grupo Local 23 con quienes grabó dos discos, los cuales le llevaron a recorrer la geografía española comenzando así a sonar su nombre por toda esta. Posteriormente y ya dentro de su etapa en solitario ve la luz su primer trabajo en solitario Imaginé una vez. En 2004 se proclama vencedor del “Certamen de Autor” organizado por el Instituto Andaluz de Juventud, y gracias a este premio Antonio Rey publica un segundo trabajo que lleva por título Ya verás. Como guitarrista presenta en 2010 Complex, un trabajo discográfico reggae del grupo Kaya.
No es hasta mayo de este año cuando Antonio Rey publica su nuevo disco Llego a casa, trabajo del que os hablaremos en profundidad aquí, el cual es definido por el artista como “un viaje de ida y vuelta”.
Llego a casa es un disco que podemos situar dentro del pop-rock, género que nació en la década de los 60 en Reino Unido para aunar los dos géneros más prolíferos de la época, en este estilo nos encontramos con rifts de guitarras eléctricas potentes a la vez que todo fluye de una manera muy melódica pese a tender en algunos casos más al pop y en otros al rock. Llego a casa reúne a la perfección estos dos requisitos, situándose más concretamente en el pop-rock latino, donde la melodía a parte de poseer más importancia, sirve para transmitir los sentimientos de la letra.
Nos encontramos ante un trabajo que destaca por tener un carácter intimista, personalista y sentimental, toda una oda al amor en todas sus variantes, pasando por la efusividad más incontrolable y por la crudeza más hiriente. Pero ante todo es un disco valiente sin temor a mostrar letras vulnerables que hablan del miedo, de romperse, de vivir, de renacer, de adaptarse y ante todo de aprender y mejorar. Destacan en sus diez temas una madurez sobresaliente, un trabajo pulido y pasión.
Voy es el tema encargado de iniciarnos en este viaje. Viaje que comienza con el afán por acabar con las dudas y los miedos, donde destaca el propio miedo al fracaso. Lanzarse a vivir por muy peliagudo que suene enfrentarse a la vida en solitario, aunque todo ello nos lleva a un final satisfactorio donde merece la pena luchar, ser quien uno quiera ser y vivir la vida que quiere vivir.
Acto seguido tenemos Dame más de ti, letra sobre el amor desencadenado y sin límites que nos lleva a extremos irracionales causados por la necesidad insaciable por esa persona. Cabe destacar la sutileza del ritmo desenfrenado que quiere recordar al ritmo acelerado de un corazón enamorado.
En contraposición a Dame más de ti tenemos Ahora todo es complicado, canción mucho más relajada con una atmósfera decadente creada de manera sensacional por el toque íntimo que aporta el piano al tema. Narra las dificultades cuando se rompe el amor y aparentemente todo se ve oscuro y vacío, pareciendo todo imposible.
Como un rockero cántico reivindicativo tenemos Se está encendiendo una hoguera, una incipiente crítica social a la destrucción que procura el hombre y todo lo que pierde con ésta. Un tema que incita al cambio social mostrándonos la cara mas amarga y consumista de la sociedad, la que nos ha hecho llegar al derroche, el desprecio y la guerra.
La vida como un sueño de ilusiones perfectas basadas en recuerdos puntuales, albergado todo en un mundo sin miedos ni prejuicios externos, una vida con ella como origen y meta, como un sueño, y el profundo deseo de “No me despiertes” jamás.
Todo lo bueno tiene que acabar y el tema encargado para ello es Llego a casa. Tema que marca el fin del viaje, la vuelta a la normalidad y a la rutina.
Pese a parecer un viaje que acaba justo donde empieza, estamos muy equivocados con esa concepción. El disco Llego a casa es un viaje que no pretende llevarnos lejos a lugares exóticos o momentos concretos, no. Es un viaje de aprendizaje, un viaje de maduración y evolución. Un viaje que ha sido largo y duro pero que ha merecido la pena, ni grupo ni oyente serán lo mismo tras este trabajo, aunque pareciere que nada cambia, todo es diferente.