Vocalmente, con Elizabeth Aranda como responsable, resulta muy incierto y desconcertante. Y es que el disco suena con una intencionada confrontación vocal sobre letras o poemas a menudo intimistas y de sentimientos de pérdida o dolor.
Interesante el homenaje que realizan a Antonio vega en Al galope y su estrecha relación con el mundo de las drogas y melódicamente hay algunos temas aprovechables (sirva tu voz en el mar de ejemplo) sobre riffs de guitarras constantes.
En conjunto es un concepto novedoso en cuanto a la forma de crear y de representación final. ¿te atreves a entrar en este laberinto verde?